Con el chip cambiado. Sin apenas poder digerir ni el éxito de clasificarse para los cuartos de final de la Europa League e incluso sin casi haberse despertado de la pesadilla de tener que medirse en dicha ronda al Valencia CF —no se querían rivales españoles en el torneo europeo—, el Villarreal CF se puso mano a la obra ayer, con vistas al trascendental encuentro de mañana ante el Rayo Vallecano en el Estadio de la Cerámica (18.30 horas).

Un duelo que, sin lugar a dudas, es una auténtica final, ya que en caso de ganar a los madrileños se daría un golpe encima de la mesa y dejarían prácticamente descendido al combinado vallecano, cuyo técnico, Míchel, tiene el ultimátum de su club.

Es por ello que tanto ayer como hoy las sesiones de trabajo están programadas a puerta cerrada. La de ayer tuvo lugar en la Ciudad Deportiva de Miralcamp, mientras que la de esta tarde tendrá lugar en el Estadio de la Cerámica (18.00 horas).

El míster amarillo quiere aprovechar al máximo el poco tiempo de que va a disponer para preparar dicho partido, por lo que no quiere distracción alguna en los entrenamientos, consciente de lo mucho que se juega la entidad.

Para dicho duelo, recuperados Fornals y Pedraza, siguen fuera del equipo los lesionados Bruno Soriano, Manu Trigueros, Daniele Bonera y Javi Fuego.