Javi Calleja entró pisando fuerte en el Villarreal CF con un sistema táctico tan estético como arriesgado. La disposición en rombo de sus jugadores en el centro del campo catapultó la reactivación de un equipo al que se le había marchitado la imaginación. Buen fútbol y victorias llegaron de la mano.

El rombo contó con el factor sorpresa como aliado. Pero poco a poco los rivales le fueron cogiendo el truco, a la vez que se perdía frescura física. Calleja, un enamorado del fútbol de ataque, dejó claro que no era un entrenador que se enrocaba en sus ideas, y buscó una evolución a un sistema más idóneo para cada momento y circunstancias.

La parcela más fuerte del conjuto es el centro del campo. A pesar de la importante baja de Bruno Soriano, cuenta con futbolistas de eminente talento y calidad. Trigueros, Rodrigo, Soriano, Castillejo, Fornals, Cheryshev, Raba y la última incorporación de Javi Fuego, de perfil diferente, pero futbolista experimentado.

En febrero, cuando el Submarino perdió el colchón de puntos, se fue madurando la evolución de la libreta de Calleja. Dos derrotas ante Betis y Alavés, fueron el preámbulo de la debacle en Lyón, donde erró su planteamiento con la disposición en rombo ante un rival muy poderoso en bandas. El entrenador se dio cuenta y rectificó en la segunda parte.

PASO AL 4-2-3-1 // El equipo iba perdiendo confianza y Calleja modificó el rombo en beneficio del 4-2-3-1 ante el Espanyol. El Villarreal ofreció un partido muy serio y solo la mala fortuna y el desacierto goleador impidieron un triunfo merecido. La vuelta ante el Lyón se planteó con un 4-4-2 en línea, lo que motivó una mejora en defensa. Calleja volvió a insistir con el rombo ante el Getafe, con victoria pero con Asenjo deteniendo dos penaltis, y sensaciones extrañas a pesar del triunfo. Regreso al centro del campo con interiores abiertos en Eibar con mejoría pero nulidad en ataque y derrota.

Y se tocó fondo ante el Girona con pésima imagen. Se debía cambiar y en Las Palmas se repitió el sistema de Cornellà con un triunfo que pudo ser goleada. Igual que contra el Espanyol, el Submarino fue muy superior.

El rombo dejó derrotas ante Girona, Alavés y Betis, mientras que con el 4-2-3-1 se lograron sendos triunfos, y lo más importante con autoridad. Calleja quería cerrar la sangría defensiva. El rombo no ha sido enterrado, pero sí aparcado para mejores momentos. Evolución táctica de Calleja.