Es un entrenador no encasillado en sus ideas. Capaz de hacer cosas diferentes y mover bien las piezas. Eso es lo que hizo Javi Calleja en la segunda parte de un partido que se complicaba y se ponía de espaldas. Ayer, ante el Málaga, el Villarreal no se encontraba cómodo en su juego de ataque, se añoraba a Manu Trigueros y a Samu Castillejo y la tarde pintaba mal. Entonces inventó cosas. Puso a Cheryshev en banda y a Sansone entre líneas, como enganche del rombo. Y todo cambió, como si hubiera apretado un botón y los mecanismos se hubiesen transformado radicalmente.

Sansone, un jugador que parecía estar perdido para la causa, va recuperando su sitio y haciendo cosas importantes. Sus dos goles desatascaron un encuentro que estaba encaminado al 0-0. Y más de lo mismo para Denis Cheryshev, cada día más parecido al futbolista desequilibrante y potente que recuerda la afición amarilla de la primera temporada del ruso en Vila-real. El Submarino ya es quinto y llama a la puerta de la Champions. Pero quizás más importantes que la clasificación son las sensaciones de que, incluso, cuando no es el mejor día como ante el Málaga, se ofrece una sensación de solidez y solvencia. Calleja también fue decisivo. El entrenador sumó puntos ante el Málaga con sus movimientos desde el banquillo.

El Villarreal afrontaba el partido con numerosas ausencias. Hasta el punto de que en el banquillo de los suplentes figuraban hasta cuatro jugadores del filial de Segunda B. Pero la sorpresa más grande, posiblemente, fue la titularidad de Chuca dentro del rombo del centro del campo, junto a la suplencia de Cheryshev. La titularidad del canterano parece más motivada por un tema de características y de adaptación a esa nueva forma de jugar del Submarino, un planteamiento que a Cheryshev, un extremo nato, no parece acomodársele tanto, aunque la calidad del internacional ruso le permite jugar en cualquier demarcación.

El Villarreal saltó con sus mejores galas, como indicaba la titularidad del dúo Bacca-Bakambu en el ataque amarillo. Y tomó pronto el mando del juego, teniendo más la pelota en su poder, pero no llevándola con tanta intencionalidad hacia el área rival como en otras ocasiones. Mérito del Málaga o culpa de los amarillos, lo cierto es que apenas se pisó el área con peligro en la primera hora de partido. El combate en el balance de oportunidades por ambos bandos se podía considerar como nulo. No existía la frescura habitual para crear y generar ocasiones de gol. El funcionamiento del Villarreal sin Manu Trigueros es diferente. Esa lectura del último pase o la sincronización automática con los movimientos de Bakambu costaba mucho sin el talaverano sobre el terreno de juego.

UN MÁLAGA ORDENADO / No había que olvidar al rival. Los equipos de Míchel si tienen una virtud es la organización y su buen gusto por el fútbol, pese a que este Málaga no tiene nada que ver con el de otras temporadas, puesto que ha ido perdiendo potencial año a año. Los dos equipos movían bien el balón y se gustaban con él, pero no conseguían ni hacer cosquillas a las respectivas defensas. El resumen fue una primera parte aburrida y con poco ritmo.

Calleja no se quedó sentado en el banquillo. Pronto hizo cosas. Movió bien las piezas para darle más velocidad y ritmo al Villarreal. Y para ello nadie mejor que Denis Cheryshev. Pero el as en la manga que se guardó el joven entrenador del Submarino era la ubicación de Nico Sansone como punta del rombo y enganche con la pareja ofensiva formada por Bacca y Bakambu. Es como si el técnico amarillo tuviera una varita mágica que convierte en oro todas sus decisiones.

EL REPERTORIO DE SANSONE / El internacional italiano rescató su estado anímico y, sobre todo, su capacidad goleadora. ¡Y de qué manera! Con dos goles de oportunismo y talento. El 1-0 gracias a un remate de cabeza al estilo de un 9 a la antigua usanza, tras una delicatessen de Carlos Bacca, que se revolvió en el área para poner un centro preciso a la testa del azzurro. Y el segundo, que reafirmaba la victoria del Submarino, llegó con una jugada made in Villarreal. Pablo Fornals —que por primera vez se enfrentaba al equipo con el que se hizo un nombre en la élite—, tomó los galones de Trigueros, levantó la cabeza y leyó el movimiento del italiano con un pase interior. Al movimiento del castellonense siguió un buen control, una rápida conducción y una precisa definición de Sansone para batir a Roberto.

El Villarreal, ya con la tranquilidad de un marcador claro a su favor, tuvo todavía opciones de aumentar las distancias con el Málaga. Bakambu le quitó el hat trick a Sansone cuando este se disponía a rematar en posición reglamentaria, pero el punta congoleño —ávido de goles— se interfirió en la acción y mandó el balón a la red, pero en posición de fuera de juego. Poco después Bakagoal volvió a marcar pero también en una nítida posición ilegal. Era la tercera vez que el congoleño conseguía enviar el esférico a las redes de la portería de Roberto sin ver recompensado su acierto. En la primera parte (minuto 26) Bakambu también vio como Estrada Fernández evitaba su celebración. En las tres decisiones estuvieron acertados el colegiado catalán y sus asistentes.

ROZANDO LA CHAMPIONS / El Málaga, sin embargo, ya había claudicado y entregado los guantes. Al Villarreal le bastó con media hora de juego acelerando el ritmo de su juego para sacar los tres puntos. Era un partido trampa y se sacó con solvencia. La escalada hacia la parte alta del equipo de Calleja continúa imparable. La jornada número 11 de la Liga concluyó con el equipo amarillo quinto y con las plazas Champions a tiro de piedra para intentar alcanzarlas después del parón.