El CD Castellón ha iniciado un cambio de estilo, obligado por otro lado, debido a la marcha al Atlético de Madrid B de Josep Calavera, el hombre que imponía su sello al particular fútbol de esta temporada. Se ha ido el futbolista tarraconense y han llegado dos hombres para su misma posición, aunque muy distintos al catalán. Frente al Olot, y, sobre todo, el Espanyol B, se pudo ver a un equipo que aunque mantiene su esencia, debe sacar de su manual registros diferentes.

Kako ha sido el encargado no solo de heredar el 19 de Calavera, sino también su demarcación. Sin embargo, han bastado estos dos primeros encuentros para ver que no es igual que su antecesor. Un futbolista que no tiene tanto manejo de la pelota, pero sí más presencia en la presión y que suele rondar más el área rival.

MÁS CARLES QUE NUNCA // Tal vez el mayor afectado por esta variante sea el hombre que más cerca juega del futbolista cedido por el Numancia. Carles Salvador, como eje transmisor del fútbol que propone Óscar Cano, cobra una mayor relevancia. El domingo frecuentó más la base de la jugada, forzado a menudo por la alta presión visitante, lo que le llevó a multiplicar su rol: no fue una casualidad varias acciones defensivas suyas de mérito que evitaron más de un sobresalto.

Está claro que los problemas físicos de Álvaro Campos, que tanto afectaron a su juego de pies y, por extensión, a la hora de sacar la pelota desde atrás, transformaron más de lo debido al Castellón. Fue un equipo con cierto abuso de los desplazamientos en largo, gracias a las incorporaciones de Joseba Muguruza por la derecha (recuperando peso ofensivo respecto a sus últimas actuaciones) y de Íñigo Muñoz por la izquierda, en la novedad en el once, al sentar a Rubén Díez. Un Castellón con bandas asimétricas.

Si, la pasada temporada, el granadino no hacía más que dar vueltas y más vueltas, tanto en las alineaciones como al esquema, esta campaña rara vez ha abandonado el 4-4-2, con un once tipo que ha variado poco, dejando a un lado las bajas por lesión y/o lesión. Los cambios en el Castellón, derivados del desenlace del mercado de invierno, abren la puerta a que Cano abandone ese sistema de cabecera, gracias también a las incorporaciones de Mikel Carro y Juanto Ortuño. El primero es un futbolista muy del agrado de Cano, con lo que podría cohabitar en el once con el propio Kako. El yeclano es un delantero fichado, en gran medida, para que se pueda fabricar él mismo las ocasiones, liberando a un César Díaz que podría acompañarle arriba o volcándose a la izquierda, su zona originaria.

El Castellón cambia su forma de jugar para que nada cambie: es decir, para mantener su alto grado de competitividad sin renunciar a su esencia.