La mano de Ernesto Valverde se nota. Ya no es el Barça de Luis Enrique, sino el suyo, al que va dando particularidades que lo distinguen del de su antecesor. Igual que Luis Enrique cambió como un calcetín el Barça de Tata Martino que, curiosamente, y después del empate del Wanda Metropolitano, todavía ostenta el mejor comienzo de Liga con ocho victorias consecutivas antes de empatar en Pamplona en la novena jornada.

El Barça de Valverde empató en Madrid en la octava, y en la conquista de ese valioso punto se notó la mano del entrenador. Llegó, de nuevo, por su intervención con las sustituciones. Los cambios de Valverde cambian partidos y la buena racha azulgrana no se explicaría sin el buen ojo de su guía, que ha logrado alterar el signo del marcador en tres encuentros con las sustituciones.

Valverde hizo virar el rumbo del duelo ante el Atlético de Madrid en el segundo tiempo con un doble relevo: Sergi Roberto y Deulofeu por Semedo e Iniesta.

No fueron simples sustituciones posicionales de hombre por hombre. Puso de lateral a un centrocampista poderoso (Sergi Roberto) y a un extremo de verdad (Deulofeu) por un interior reconvertido (André Gomes); más tarde, introdujo el factor Paulinho, por ahora el mejor llegador de segunda línea. Gomes, ofuscado en la banda derecha, empezó a destacar en la izquierda y Luis Suárez, por fin, se metió en el área. El Barça rescató un punto.

SIEMPRE LOS TRES CAMBIOS // Las sustituciones decretadas por Valverde, que a diferencia de Luis Enrique las ha agotado siempre, han sido cruciales en otros dos encuentros. El de Getafe (cuarta jornada) fue muy similar al del Metropolitano. Aquella tarde, además, empezó con un inconveniente peor que el del gol azulón: la grave lesión de Dembélé.

Las consecuencias de aquella pérdida se observan a diario en el casting del míster azulgrana por encontrar un siete. El sexto y último en pasar por la demarcación (después de Messi, Roberto, Aleix, Deulofeu y el propio Dembélé) fue André Gomes. Con idéntico resultado que los anteriores.

En aquella calurosa tarde getafeña, tras el obligado cambio de Deulofeu por Dembéle, Valverde retiró a Iniesta en el descanso con 1-0 en contra por Denis y colocó a Paulinho por Rakitic. Los suplentes fueron los autores de los dos goles (minutos 62 y 76). El entrenador les gratificó con la titularidad en el siguiente encuentro, ante el Eibar, y volvieron a marcar. El recordado 1 de octubre, en un silencioso Camp Nou, Valverde operó de nuevo al equipo en el descanso. Drástico, con el 0-0 ante el Las Palmas, quitó a Paulinho y Aleix Vidal, la columna de la derecha, y metió en el campo a Rakitic e Iniesta. Denis, pasó de interior izquierdo a extremo derecho -el séptimo- y el Barça anotó tres goles. El rendimiento de los suplentes retribuye la confianza del entrenador en el banquillo.

EL LUNAR // La mano de Valverde se vio incluso en el desastre del Bernabéu, cuando el Barça caminaba hacia el abismo tras una primera mitad horrible. Cambió el dibujo táctico y frenó la caída. Desde entonces (16 de agosto), no pierde un equipo que aquel día, frente al eterno rival, destapó un aluvión de dudas entre el soci.