El Real Madrid firmó su mejor partido de la temporada, con un recital de fútbol en un primer acto majestuoso en el que atropelló al Sevilla con una manita de goles, lanzando el esperado mensaje de resurrección en Liga del vigente campeón, antes de marcharse a Abu Dabi a por la conquista del Mundial de Clubs.

Asensio estuvo en todo y se divertió. Lo mismo sacaba un centro desde la izquierda de los que recuerdan a James, que remataba fuera de cabeza Benzema, que se descolgaba por el centro y rompía líneas para ver el desmarque de Cristiano que chutaba a gol, en carrera, con confianza. Su doblete llegaba con un penalti por mano de Jesús Navas a un intento de sombrero de Marcelo. Rico adivinaba el lanzamiento pero el balón se le colaba por debajo.

En la fiesta madridista no se rebajaba la exigencia. Un error de Benzema, con pérdida en el centro del campo, provocaba los silbidos de la grada a un delantero que no marca ni en goleadas. Al Sevilla le faltaba orgullo y ayudas entre sus jugadores, siempre superados. Kroos se desataba con un gran partido, más cómodo en el doble pivote, y tras avisar con un disparo rumbo a la escuadra firmaba el cuarto tras pared con el canterano Lucas Vázquez.

El baño a un Sevilla que ha perdido en sus once últimas visitas al Santiago Bernabéu, era de época y lo ampliaba el premio al esfuerzo incansable de Achraf. Desequilibró con sus subidas y definió con calidad la que decidió jugarse. Asistía Benzema y a alta velocidad chutaba cruzado ante un desesperado Rico.

Público en pie para despedir al Madrid al descanso tras una primera parte que será inolvidable y el colegiado Martínez Munuera podía haber señalado perfectamente el final de partido. Nada quedaba por ver en el segundo acto en un choque sentenciado.