Adiós pretemporada, hola a la competición. La de verdad. Atrás queda un mes de puesta a punto física, pero también de empaparse de conceptos técnico-tácticos, llevándolos a una suerte de práctica en los amistosos, solo un sucedáneo de lo que, a partir del domingo (en el caso del Castellón, las siete de la tarde, en la Nova Creu Alta) se encontrará.

Más allá de los resultados, las sensaciones del Castellón han sido convincentes, comparadas con el mar de dudas con el que arrancó el pasado ejercicio, el de su retorno a Segunda B, con la plantilla completamente nueva y en medio de la indefinición. Óscar Cano ha podido forjar un equipo más a su peculiar gusto futbolístico. El que quiso implantar a su llegada, a las puertas de las pasadas navidades, aunque rápidamente se dio cuenta de que no tenía el perfil de jugadores para ello. Ni siquiera la nueva vuelta de tuerca en el mercado de invierno subsanó la carencia. Un tanto a su favor, porque de haberse empecinado, tal vez la reacción no habría llegado a tiempo.

El entrenador granadino, a diferencia de enero, ha tenido mucha voz y voto en las bajas y las altas, como ya reclamó, incluso, minutos después de conseguir la angustiosa permanencia. De hecho, todos los que han salido --a excepción de Antonio Caballero y Carlos Delgado, aunque éste se ha marchado por cuestiones que van un poco más allá de lo futbolístico-- tuvieron un protagonismo residual. Significativo.

Después, hay futbolistas que o los ha pedido él o, simplemente, eran de su total agrado, dentro de las limitaciones presupuestarias. Estamos hablando de Jorge Fernández, Víctor García, Carles Salvador, Josep Calavera o César Díaz, por quien ha habido que pelear y esperar un desenlace positivo durante prácticamente toda la pretemporada.

El resultado es un Castellón que redobla su querencia por el balón con un buen número de futbolistas combinativos, a los que suma desequilibrio por fuera (la mayoría de los fichajes vienen para actuar por la periferia).

Un Castellón que continúa teniendo un notable comportamiento defensivo (ahí están los pocos goles recibidos), pero que no termina de disipar las dudas sobre la garantía --si es que algún equipo puede hacerlo de antemano-- de gol, a pesar de haber recuperado a su principal referente en el pasado ejercicio.

Esa sombra es la única que planea sobre Castalia en la víspera del arranque de la temporada, que de nuevo promete una feroz competencia con tanto filial, clubs que gastan cientos de miles de euros (Hércules, Gimnàstic, Sabadell, Andorra...).