Puede que el nombre de Jorge Fernández no diga mucho a la afición del Castellón, aunque lo sufrió tanto en el partido de la primera vuelta como en el más reciente, donde un centro de este extremo de 27 años propició el empate de Chrisantus y abocó a los albinegros a jugársela en el último encuentro, resuelto felizmente. No obstante, se trata de un futbolista completamente del agrado de Óscar Cano quien, precisamente antes de ese partido de la penúltima jornada, ya ponía sobre la pista de que, si por él fuera --como está siendo en estos primeros días de funcionamiento de la nueva comisión deportiva--, este futbolista haría el trayecto entre la ciudad de las Casas Colgadas y la Plana, emulando a su amigo Jairo Cárcaba.

«Jorge es un futbolista para mí diferencial, aunque la gente no hable mucho de él», manifestó en la rueda de prensa previa al Conquense-Castellón, cinco semanas atrás. «Es un jugador para un equipo grande de Segunda B», subrayó el técnico granadino, dentro de aquella comparecencia superior al cuarto de hora.

Jorge Fernández, que se compromete por dos temporadas, ha terminado jugando 35 partidos, con tres goles pero, sobre todo, un puñado de asistencias.

Las primeras decisiones en torno a la configuración de la plantilla del Castellón reflejan el peso ganado por Cano a la hora de no presentar propuestas de renovación a Antonio Caballero y Ramón Verdú (Óscar Fernández y César Díaz estaban cedidos), así como su idea de prescindir de Elián Guillén, Julio Delgado, Theo García y Kilian Morante (con las dudas en torno a Rubén Ramos y Cristian Herrera).

El problema son los 20 futbolistas en contrato en vigor, que reduce la maniobra y obliga a hilar fino durante todo el mercado de verano, que acaba de empezar y al que todavía le restan la friolera de dos meses y medio.