Óscar Cano está más comprometido que nunca en el proyecto de presente y de futuro del CD Castellón. Sorprendió a propios y extraños el anuncio, por parte del anterior propietario del club, José Miguel Garrido, el pasado 1 de abril la renovación del técnico granadino hasta el 30 de junio del año 2021, principalmente porque el equipo ocupaba plaza de descenso y no tenía la permanencia nada sencilla. La adquisición de la mayoría accionarial por parte de Vicente Montesinos sirvió, además, como aliciente añadido, tras ser reafirmado por el nuevo mandamás de la entidad... y ahora ha sido el propio entrenador el que es agradecido y apuesta por continuar en Castalia, al rechazar una suculenta oferta llegada desde Asia que le octuplicaba el sueldo.

El buen hacer de Cano al frente del Castellón, tras salvarlo del descenso el pasado ejercicio y colocarlo como líder en solitario del grupo III de Segunda División B, no ha pasado inadvertido en el planeta fútbol, donde es muy conocido en especial en la vertiente formativa y de docencia futbolística —ha escrito varios libros sobre táctica y temas relacionados con el mundo del entrenador—.

Además, su estancia en Qatar como seleccionador del combinado nacional qatarí sub-19 en 2016 le abre el foco al fútbol árabe, desde donde le ha llegado una jugosa oferta que le multiplica por ocho el sueldo que actualmente percibe en el Castellón.

Como romántico del fútbol que es y hombre de palabra, Óscar Cano desestimó inmediatamente dicha posibilidad, al sentirse muy implicado en el proyecto del club, que tiene miras de regresar cuanto antes al fútbol profesional, incluso a Primera División, y por el trato y la capacidad de maniobra en el trabajo diario de que dispone en el club de la capital de la Plana.

Motivos de peso para un futbolero de los pies a la cabeza que considera que «un club con la solera del Castellón debe estar como mínimo en Segunda A», como ha repetido por activa y por pasiva.

SU VISIÓN DEL CLUB // De hecho, recientemente se refería en estos términos de lo que está sintiendo tanto él, como su cuerpo técnico y los jugadores en el presente ejercicio en Castalia. «Hay una comunión extraordinaria entre el equipo y la grada. Es un club histórico y con gran peso dentro de lo que es el balompié nacional, pero también es cierto que venimos de siete años de sufrimiento y de salvarse en la última jornada. La afición nunca va a dejar al club de su alma», insistía.

Y añadía que «los técnicos, el vestuario y yo mismo estamos encantadísimos con la afición y nos sentimos muy queridos, al menos asó lo veo. Tenemos que devolverle ese cariño que nos da de forma gratuita. El Castellón se merece estar entre los mejores».