El Castellón, su entrenador y jugadores, van a lo suyo, ajenos al ruido en torno al club, ganando puntos, pero también autoestima y admiración. Los albinegros se sacaron de la chistera una primera parte antológica, impropia de Tercera División, en la que pulverizaron al Paterna. Cuatro goles... y pudieron ser alguno más. Después, pese a la aleccionadora charla del entrenador en el descanso, los orelluts sestearon y lo que apuntaba a una paliza de consideración, se quedó a mitad de camino. El 4-1, eso sí, eleva a 11 la racha de partidos sin perder (siete victorias y cuatro empates), dando otro paso hacia la reconquista de la plaza de los play-off, la próxima frontera.

Castelló ha conseguido que su equipo adquiera una velocidad de crucero y, sobre todo, esa capacidad de mutar, algo imprescindible jugando en escenarios tan dispares como Castalia o en Enrique Miralles. En casa, con todo, ha encontrado ese hábitat en el que se siente como pez en el agua, incluso si el césped presenta un deterioro tan preocupante como evidente. Sus arranques empiezan a ser legendarios (Silla, Elche B, Recambios Colón...), pero ayer, incluso, se superó. Dos goles en 13 minutos, un 3-0 en el 22’ y 4-0 antes del descanso, fruto de un trabajo coral que rearma al colectivo en esa ardua tarea de limitarse a lo suyo, que es jugar.

Continúa el bocairentí dejando un hueco a la sorpresa. Esta vez reservó a Guille Vázquez (tiene cuatro tarjetas, como Enrique) y volvió a alinear a Fonte con Esaú en punta, aunque para eso le tocase sacrificar de nuevo a Javi Zarzo. Un 4-4-2 en el que resultó clave la clarividencia de Abraham y Chema por la derecha, el trabajo entre línea de un Esaú que deja constancia que es algo más que un delantero de área, el incansable trabajo de Ximo Forner y Armando...

POR LA DERECHA // Está claro que el Paterna ofreció mil y una facilidades, pero una de las virtudes de este Castellón es la de empequeñeces a sus rivales. El conjunto gualdinegro (ayer, todo de azul) venía de empatar con el Ontinyent, de imponerse al Novelda en su anterior desplazamiento y de sumar 290 minutos con la portería a cero. Le fueron cayendo uno tras otro e, incluso, dio gracias solamente por el 4-0.

Abraham hizo trizas al Paterna con dos internadas hasta el corazón del área, resueltas magistralmente por Chema y Esaú. Sobre todo la primera. El murciano ofreció un recital, que rubricó con un excelente servicio a Fonte en el 4-0. Pero no adelantemos acontecimientos, porque, antes, Lolo Ivars había hecho el tercero, gracias a un penalti, de los que no se suelen pitar (el balón estaba lejos del forcejeo entre Penadés y Esaú). El excelente cabezazo del burrianense, para sacudirse su sequía (eso sí, el balón tuvo que golpear dos veces el travesaño antes de entrar), fue el colofón perfecto para 45 minutos de ensueño, que el público, ávido de disfrutar del fútbol, supo reconocer con una ovación unánime.

DE LA FIESTA AL TOSTÓN // ¿Cuántos más caerían? El público, escaso, hacía cuentas, pero seguro que no contaba con una segunda parte que sobró en todos los sentidos. El Castellón buscó la portería al principio, pero cayó presa del sopor. Los cambios tampoco contribuyeron a mantener el elevadísimo nivel previo. Ni siquiera pudo mantener el cero en su portería, después de un error de bulto de Álvaro que Sabater no pudo arreglar (4-1, m. 66).

El tanto de Ramón tampoco sacudió a los locales, así que los minutos fueron pasando con una exasperante lentitud. Castelló incluso se permitió el lujo de hacer debutar al inédito Álex López y hasta preparaba a Unanua para que debutase bajo los palos, pero los problemas físicos de Ximo Forner lo impidieron.