Carles Salvador está llamado a ser el cerebro del nuevo CD Castellón. El mediocentro, nacido en la capital de La Plana hace 28 años, ha sido uno de los grandes culpables del sobresaliente año de su antiguo club, la UD Logroñés, que finalizó segundo en el grupo II y llegó hasta la semifinal de la promoción de ascenso a Segunda A, donde acabó cayendo ante el Hércules (3-1).

El centrocampista fue pieza fundamental para el cuadro riojano tras participar en 33 de los 36 partidos de liga y en los cuatro encuentros del play-off, donde marcó un gol. Ahora, todo hace indicar que será uno de los fijos en los esquemas de Óscar Cano. «Cuando me llamó Dealbert no me lo pensé, sabía que era el momento de volver a casa y poder jugar en Castalia». «Para un chico de Castelló, la oportunidad de estar cerca de los tuyos y jugar en un club como este es irrechazable», asegura a Mediterráneo.

ADN ‘ORELLUT’ // Cabe recordar que Carles Salvador se forjó en las categorías inferiores del Castellón y que incluso llegó a debutar con el filial. «Conozco muy bien este club, llegué en cadetes y me fui el último año de juveniles». «Por aquel entonces, el Castellón estaba en Segunda A y era muy difícil dar el salto al primer equipo, ahora vuelvo más hecho y con la ilusión del primer día», explica.

Además de conocer la casa y a miembros de la entidad como Dealbert, ya sabe lo que es trabajar con el técnico orellut. «Coincidí con Óscar en el Alcoyano y tengo buen recuerdo, es un entrenador que practica un fútbol atractivo y que saca lo mejor de cada futbolista». «Si nos acoplamos a su idea, estoy seguro de que vamos a hacer un gran año».

Carles, pese a no haber llegado a la treintena, conoce como nadie la categoría al acumular más de 200 partidos a sus espaldas. «La Segunda B es una competición indescifrable, por mucho que tengas a los mejores jugadores o un proyecto ganador, las cosas no salen siempre como esperas». «El Castellón lo tiene todo para volver al fútbol profesional y no tengo dudas de que lo logrará, pero no debemos pensar en ello a corto plazo, nosotros tenemos que trabajar día a día y los resultados vendrán», sentencia.

Por último, el castellonense se define como un centrocampista que suele ocupar la posición de 8. «Puedo jugar de mediocentro posicional, pero no soy un jugador tan físico como Castells o Rafa Gálvez, no recupero tantos balones, mi mejor virtud quizás es la de crear fútbol». «Aún así, solo quiero ayudar al equipo y jugaré donde me ponga el míster».