A Toñi, la madre de Carolina Marín (25 años), le empieza a faltar espacio en su casa. Allí figuran perfectamente enmarcadas todas las medallas de su hija, que ayer se convirtió en la primera mujer de la historia en ganar tres mundiales de bádminton. La onubense venció en la final a la india Pusarla Sindhu (21-19 y 21-10) en la ciudad china de Nankín, la cuna de un deporte que tiene una reina española.

Cuatro europeos, tres mundiales y el oro olímpico de Río es el sensacional palmarés de la carismática Carolina, que completó un enorme encuentro, que suponía la reedición del espectacular choque vivido en Brasil hace dos años y que tuvo una audiencia de 2,5 millones de espectadores, solamente superada por la semifinal de baloncesto entre España y Estados Unidos.

Marín sufrió en la primera manga, en la que llegó a perder 9-14. Animada por su inseparable técnico Fernando Rivas, protagonizó una gran remontada que le llevó a imponerse por 21-19 ante 10.000 espectadores que reconocieron el talento de la española. Pursala, tercera del ránking, subcampeona olímpica y del mundo, se vino abajo ante el empuje, el pundonor y la agresividad de Carolina, que empezó ganando el segundo set por 5-0. La superioridad física y mental de la andaluza hundió a la india.

La estrella andaluza, que llegó al torneo como número 8 del ránking, se convierte en la primera mujer que inscribe su nombre en tres ocasiones en el palmarés del Mundial de bádminton, inaugurado en 1977. Su rival no había perdido ni un solo set hasta una final en la que se encontró a una competidora brutal, a la mejor volantista de todos los tiempos.

«Lo hemos conseguido: lograr el tercer oro mundial es fantástico», comentó Marín. «Es una medalla muy especial para mí tras un tiempo complicado. No tengo palabras para expresar la emoción que siento. Ha sido una semana increíble aquí en China, ante todo el imperio asiático», confesó la vencedora, que recibió los elogios de todo el mundo.