Anoche sonó el Pam, pam, orellut! en mi colla. Una vez más, nos levantamos y nos pusimos a cantar como locos. No eran los efluvios de la penúltima cerveza lo que nos movía -aunque puede que también-, porque el día había sido largo y la gira por el Mesón del Vino, Moros d’Alqueria, Rei Barbut y no sé cuantos sitios más, había sido dura. Tonico llevaba su vieja camiseta albinegra debajo de la blusa. Había perdido el brillo por el paso de los años, además del revestimiento de un mix de cerveza, sangría y no sé cuántas cosas más. Todo contribuía a su magia y le infundía, y nos contagiaba a todos, una fuerza especial.

Tonico, aunque le pesase y nos doliese a todos, ya tenía colgada la etiqueta de veterano aficionado albinegro. En los brazos de su padre ya estuvo en el Vicente Calderón en la final de Copa. Siempre recuerda que tantas veces escuchó el himno albinegro, que sus primeros balbuceos al hablar eran pam, pam..., ante las risas de sus abuelos y la mirada orgullosa de su padre. Luego empezó a jugar al fútbol; un buen día, Pepe Palatsí, que se tragaba todos los partidos en el viejo campo del cementerio, se fijó en él y le llamó para jugar en el Castellón. Pepe Roda estaba orgulloso y Maruja le dio sus primeros consejos. Subía al Bovalar con toda ilusión del mundo. Jugar en el Castellón fardaba mucho. Los domingos iba al Bovalar, pedía el bocadillo de tortilla de patata con all i oli de rigor y se tragaba la matinal de fútbol, primero con el juvenil C o B; y luego, con el A de Manolo Adell. Por la tarde, a Castalia.

Somos un poco abuelas, lo sabemos, pero se nos nublan los ojos cada vez que nos acordamos de aquel equipo de Luiche, formado por un puñado de chavales como nosotros que habían crecido al lado del viejo zorro de Adell. Alfredo, Ibeas, Manchado, Alcañiz, Emilio, Javi Valls, Víctor Salvador... Las tres uves de Luiche: voluntad, valor y vuevos. Nos reíamos, porque les llamábamos el comando Castalia. Siempre jugaban al límite. Eran nuestros héroes. Les veíamos como estrellas rutilantes, pero llevaban la camiseta y el escudo en el corazón, como nosotros.

En la colla nos acordamos de todo. También de los sufrimientos, porque ellos han reforzado nuestro sentimiento todavía más. Y eso que hemos vivido pocas alegrías, pero muy fuertes. Aquel viaje a Murcia con un calor espantoso, cuando no nos vendían ni agua en la vieja Condomina. El regreso después de haber perdido el ascenso ante el Ciudad de Murcia de aquel personaje de cuyo nombre no queremos acordarnos.

Luego vino el gol de Manu Busto. Castalia rugía como nunca. ¡Miles de camisetas albinegras, incluida la de Tonico! El Castellón volvía a Segunda A. Después, una etapa de paz. El Castellón era un modelo de gestión, pero pasó lo que pasó. Y Conrado se puso a investigar y a pelear, porque su Sentimiento Albinegro es tan fuerte que su conciencia le dictaba que debía luchar por que se hiciera justicia ante la corrupción. Se había tocado fondo. Un grupo de yupis, sin escrúpulos, dejaron al Glorioso en la UCI, como cuando Ximo Roca, Manolo Godoy y compañía lo rescataron con un aval con su dinero para evitar lo peor, una década atrás. En esta ocasión, no hubo aval, solo el ángel de la guarda que ha venido salvando al Castellón de tanto desalmado suelto que quería aprovecharse de las migajas de su grandeza. Y la Cruz continuó unos años más. Lo peor de lo peor. Tonico lo pasaba fatal. Se debatía entre ir o no ir a Castalia... pero siempre iba. Incluso fue uno de aquellos 200 que no se resistieron a acudir a ver al Castellón en una tarde de reivindicaciones albinegras para derribar la Cruz que estaba hundiendo al Castellón. Pero siempre sale el sol, y siempre había alguien dispuesto a rescatarlo. Siete años en Tercera y un nuevo ascenso; a Segunda B, pero parecía que fuera a Primera. La felicidad nunca puede ser completa. Año duro y la sombra del descenso asomó en Segunda B, pero Castalia tiró del equipo con esa fuerza descomunal que los albinegros de soca tienen. Y luego vinieron años de locura. Otro ascenso a Segunda A. El nuevo Castalia tomó forma y los nostálgicos soñaban con ese proyecto del recorrido virtual por el tiempo, con un museo moderno para preparar el centenario: 20 julio de 2022. Faltan meses. El Castellón se juega en semanas el ascenso a Primera, con una buena ventaja. El segundo sábado de Magdalena era un día clave, como hace tres años contra el Hércules. Tonico se levantó de nuevo. Y sonó el Pam, pam orellut!. Som de Castelló... y del Castellón. Estamos locos. Bendita locura. ¡Que suene otra vez! Pam, pam, orellut!!

Carta de un aficionado albinegro

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@josellizarraga