Después del pasillo por la Supercopa y los aplausos a Reguilón y Lopetegui, entre el frío y una lluvia leve pero incesante, el Madrid recibió frío al Sevilla, fue inferior en muchos tramos, solo el VAR le permitió no llegar perdiendo al descanso y, en un segundo tiempo de idas y venidas, sin un juego sólido, encontró dos acciones que Casemiro resolvió como el delantero centro del que adolece la plantilla. Los de Lopetegui dieron la cara, protagonizaron una reacción tras el primer gol blanco, pero el segundo remate de Casemiro fue la puntilla para sumar otra derrota, van 13 seguidas, en el Bernabéu.

Dentro de la volatilidad de los esquemas de Zidane, ante el Sevilla se olvidó de la gran apuesta de los centrocampistas en la Supercopa y recuperó la versión más clásica del 4-3-3, con Lucas Vázquez como gran novedad en un once de nuevo con Jovic referencia fantasma en ataque, sin protagonismo ni relevancia en el juego, hasta el primer gol blanco.

Sin el despliegue del sancionado Valverde y sin la magia del ausente Benzema, el peligro del Madrid se redujo al desborde de Rodrygo y a la creatividad de Modric, cuando el ritmo del Sevilla le permitía acumular posesión.

No duró demasiado, el Sevilla aceleró y puso en problemas a los blancos. Los de Lopetegui defendieron con solvencia, presionaron y encontraron, a ratos, la profundidad de Banega. A la media hora, solo la intervención del videoarbitraje evitó un gol que el Sevilla ya había celebrado. Esa jugada fue lo más cerca que estuvo del gol el Sevilla dentro del arreón con el que acogotó a un Madrid que perdió la posibilidad de inquietar a Vaclík. La posesión se convirtió en monopolio del equipo de Lopetegui, salpicada de llegadas con peligro.

Dispersión blanca / La dispersión de los de Zidane no desapareció tras el paso por el vestuario y el partido entró en una suerte de locura. El Madrid buscó contragolpes, adoleció de creatividad y, en una jugada a trompicones, Jovic encontró un balón al borde del área que convirtió en una asistencia magistral para Casemiro, que corrió y definió.

Pese al gol, Zidane puso en marcha los cambios previstos en busca de una mejoría de juego, pero lo que consiguió fue más descontrol. Así llegó otro gol del Sevilla, el primero que subió al marcador, con un disparo de De Jong tras la pelea de Munir. Pero de nuevo Casemiro atacó el corazón del área cuando Lucas Vázquez centró y, esta vez de cabeza, marcó para sentenciar.