Tras muchos rumores, de nombres inesperados y de filtraciones interesadas, se ha confirmado que Iker Casillas tiene la intención de ser el rival de Luis Rubiales en la pelea por la RFEF. La apertura a nuevos aires de una casa que llevaba décadas cerrada herméticamente ha habilitado una ruta hacia que inició Rubiales y que ahora otros ven factible tomar: desde Mariano Rajoy hasta Albert Rivera, pero Casillas es quien ha dado el paso.

Está en juego la gestión del fútbol español y de un presupuesto para 2020 que prevé ingresos de 317 millones, en un puesto muy bien remunerado (Rubiales cobró 337.000 euros en 2019). Aún así, sus elecciones han pasado cuatro décadas ocultas entre las redes de clientelismo que controlaba con maestría Ángel María Villar, pero entre que Rubiales asienta las bases de su liderazgo y se perpetúa en el cargo, la oportunidad llama con celeridad a los interesados.

El exportero del Real Madrid se reunió con la nueva presidenta del CSD, Irene Lozano, sin más motivo público que su intención de concurrir en los comicios que, al ser año olímpico, la RFEF tiene obligación de acometer. No obstante, Casillas aún tiene que desvincularse de su club (Oporto) y terminar su carrera como profesional, interrumpida después de sufrir un infarto en mayo.

En el trasfondo aparece el interés innegable de Javier Tebas en buscar una alternativa a Rubiales, preferiblemente que no frene sus planes expansionistas.