Frank Castelló ha elaborado un comunicado en el que se solidariza con la plantilla del Castellón, a la que entrenó de julio hasta Nochevieja.

«Cuando en noviembre el señor Cruz tuvo la brillante idea de acabar con tres jugadores, redactamos un comunicado en el que expresábamos nuestra disconformidad y mostrábamos nuestra preocupación por el devenir del club», introduce. «Entonces --prosigue Castelló--, un periodista local y seguidor del equipo, en su columna titulada Rebelión a bordo en Castalia, escribió: ‘Cualquier rebelión necesita algo más que un arrebato. Si no hay un plan, no hay nada. Si no se suman los que los rodean, está abocada al fracaso. Y cuando la rebelión fracasa, la respuesta suele ser represiva y desproporcionada’».

«Con este párrafo, resumo lo que puede volver a pasar. Desde entonces, en el vestuario que me obligaron a dejar han trascendido pocas cosas, sobre todo a nivel oficial, ya que la ley del silencio impuesta así lo corrobora. Las promesas incumplidas, catalogadas como una mentira tras otra, el miedo a seguir mis pasos, la ilusión por seguir defendiendo la albinegra, de jugar una promoción y ver el estadio lleno... han llevado a los jugadores y empleados a sufrir en silencio y ver que mes tras mes las correspondientes nóminas no son ingresadas», constata.

«Hace pocos días se rompió de una manera drástica, por parte de algunos jugadores, el miedo a luchar por lo que les corresponde y manifestaron todo lo que están aguantando. Dicen que más vale tarde que nunca, y yo aplaudo y me solidarizo con su decisión. Ahora solo falta, y vuelvo al principio, un plan... ¡y que se sumen los que los rodean!», acaba.