El Castellón, aunque sea por un pelo, ya asoma su cabeza fuera del descenso (1-0). Es la primera vez desde la tercera jornada, a falta de las cuatro últimas. Ganó un partido adornado de todos esos adjetivos grandilocuentes: polémico, loco, taquicárdico, volcánico... Un encuentro que comenzó muy bien; tanto, que apuntaba a victoria plácida, pero erró el penalti que hubiese significado el 2-0. El Ejea, con 10 desde el minuto 27, mantuvo en vilo a Castalia e, incluso, también falló desde los 11 metros. Al final, tres puntos en medio del caos, que le permite resucitar, eso sí, privado de todo margen de error.

Si el ascenso a Tercera fue pura agonía, este primer año en Segunda B también está costando la salud. ¡Lo que hace la tensión! Casi todo lo que sucedió ayer, en una desangelada tarde, en condiciones normales, no pasa. El extraño gol, los dos penaltis fallados, el cúmulo de ocasiones... Para que el Castellón marque, tiene que producirse una conjunción astral, como la del 1-0. Un balón imposible, que da la sensación que sale, el tiro de Rubén Ramos que casi golpea en César Díaz, en una posición cuanto menos discutible, obstaculizando a Loscos... Después, fallos de todas las clases y colores: un penalti, a puerta vacía, mano a mano con el portero del equipo zaragozano... Pero ahí continúa el Castellón, a trancas y barrancas, más vivo que nunca, dependiendo de sí mismo en un desenlace de la temporada que no lo hubiese firmado ni el mismísimo maestro del suspense.

EFERVESCENCIA // Cano volvió a agitar el once, aprovechando que recuperaba a Gálvez y Ramos respecto a Alcoi. Regalón y Caballero, hasta la fecha indiscutibles, quedaban relegados al banquillo. La pubalgia sacó a Óscar Fernández incluso de la convocatoria, abriendo las puertas de la titularidad a Julio Delgado.

El lucense, precisamente, actuó como una descarga eléctrica. Ubicado como extremo derecho en el 4-4-2, sacudió al Castellón. Como es habitual, salida fulgurante de los albinegros, pero el Ejea no estaba a verlas venir. Mostró desparpajo en su primera visita a Castalia, adelantando la defensa con un juego simple pero efectivo. Un equipo apañado, con un buen delantero como De Mesa, que casi da un disgusto mortal, en el partido más importante de todos. Porque la sensación que planeaba en Castalia, era que era el día: si no se ganaba, aun quedando puntos, las opciones quedaban heridas de muerte.

PELEAR POR LO IMPOSIBLE // Con el encuentro estabilizado, la fe de Cubillas lo rompió en mil pedazos. Peleó por un balón imposible, que el defensa cubría para que se perdiera por la línea de fondo, sin más. Pero el 9 lo rebañó increíblemente y, con el rabillo del ojo, vio la llegada de Ramos, quien remató al otro palo, por donde andaba César Díaz. El Ejea tenía doble motivo de protesta (puede que el balón saliera del todo, puede que el albaceteño estuviera luego en fuera de juego posicional), pero el 1-0 subió al marcador al cuarto de hora.