El CD Castellón es un conjunto fiable. El trabajo de Óscar Cano desde la pretemporada está cuajando y los resultados a la vista están. Ayer, en un feudo complicado y en una de las salidas más difíciles del grupo III, el campo del Espanyol B, el conjunto de la capital de la Plana ofreció su cara más fiable. Dio su mejor versión defensivamente hablando y dio la cara para sumar un valioso punto tras igualar 0-0, en un choque en el que fue dominado al inicio de ambos períodos, pero en el que fue mejor y tuvo ocasiones para ganar en la recta final de las dos partes de un partido que fue intenso y trepidante.

El examen era importante para los de Óscar Cano. Jugar ante un filial en esta categoría no es nada sencillo. Los equipos ‘B’ son capaces de lo mejor y de lo peor y, por calidad, pueden ganar a cualquiera. Además, las dimensiones más reducidas de la Ciutat Esportiva de Sant Adrià de Besós y la presión que allí mete habitualmente el Espanyol B habían puesto sobre aviso a los albinegros.

De hecho, el conjunto periquito que dirige José Aurelio Gay es un incordio constante y, como ayer demostró, uno de esos equipos que muerde, presiona y no para de correr desde el minuto uno al 90. Y a ello hay que añadirle el talento que tienen los filiales de equipos de Primera División, por lo que la empresa se antojaba harto complicada.

El Espanyol B salió a dominar el partido. La fuerte presión sobre la salida de juego del Castellón bloqueó inicialmente las ideas de los orelluts.

No en vano, en los diez primeros minutos solo hubo aproximaciones blanquiazules. Víctor Gómez lo probó desde fuera del área sin suerte, en el cuatro, y en el ocho lo intentó con un centro-chut que Álvaro Campos atajó sobre la línea de gol aunque el balón llegó con poca velocidad.

DESPERTAR ALBINEGRO / Fue cerca del cuarto de hora cuando los de la capital de la Plana empezaron a tomarle el pulso al partido. El doble pivote formado por Carles Salvador y Josep Calavera comenzó a robar balones y el Castellón se adueñó del esférico. El trabajo infatigable de ambos estuvo acompañado por el buen hacer de Rubén Díez —otra lección de fútbol del virtuoso aragonés— y de Javi Serra, que tuvieron dos aliados en sus respectivos laterales, Joseba Muguruza y Víctor García, quienes les desdoblaron y generaron llegadas con centros peligrosos desde las alas.

Eso sí, en el duelo de ayer dichas incursiones por banda y sus respectivos servicios no terminaron de encontrar rematador.

El primer disparo orellut llegó en el minuto 16, obra de Javi Serra, sin suerte. Mientras que una internada de Muguruza a la media hora estuvo a punto de terminar en gol por un César Díaz que ayer apenas pudo tener espacios ni para rematar ni para realizar sus habituales galopadas a la contra marca de la casa.

Tampoco pudo olerla el capitán, David Cubillas, al que los centrales periquitos le practicaron un marcaje muy férreo y en el primer acto no pudo rematar.

El segundo acto tuvo, en su inicio, un guión similar al del primero. Pero con la excepción, importante, de que el Espanyol B sí que generó ocasiones claras para adelantarse en el casillero.

ÁLVARO CAMPOS, SALVADOR / Apretó el acelerador el filial blanquiazul, que encontró en sus futbolistas de banda, Víctor Gómez y Moha, así como en sus dos puntas, Nico y en especial Kevin Soni, las armas para desarbolar a un Castellón en el que fueron determinantes para no encajar gol la dupla de centrales Verdés-Satrústegui y fundamentalmente en el meta Álvaro Campos.

Se lució el cancerbero y capitán en una doble ocasión de Víctor Gómez y Nico, que sacó de forma felina el portero.

A la hora de juego llegó el momento más crítico para el Castellón. El extremo Moha se internó en el área, regateó a Álvaro Campos y cuando se disponía a marcar, a puerta vacía, apareció milagrosamente Eneko Satrústegui para evitar el tanto y dejar con vida al combinado orellut.

Y en el minuto 65, de nuevo una mano milagrosa abajo, a la salida de un córner, convirtió a Álvaro Campos en el salvador de un equipo que supo sufrir.

LA MANO DE ÓSCAR CANO / El sacrificio defensivo de los castellonenses iba pasando factura a medida que pasaban los minutos. Es por ello que en los últimos 25 minutos Óscar Cano decidió mover ficha. El equipo precisaba de la mano de su entrenador y el granadino supo variar el dibujo y atesorar al bloque de todo aquello de que adolecía en esos instantes, los decisivos del encuentro.

Retiró a Cubillas para dar entrada a Jorge Fernández, dejando solo arriba a César Díaz. Dicho movimiento provocó que los jugadores de más talento del equipo, Rubén Díez y Jorge Fernández, se asociaran, junto a un Javi Serra muy metido en el partido y que mostró un despliegue físico envidiable, por encima del resto.

Para fortalecer la medular, el míster dio entrada a Rafa Gálvez, un seguro de vida en la medular en la recta final de los partidos, por un Calavera que comenzaba a perder balones, cuando hasta el minuto 70 dio un recital de jugar en el doble pivote.

Con ello, los de la capital de la Plana quemaron sus naves con dos grandes ocasiones. La primera de ellas tuvo la electricidad y calidad de Jorge Fernández, que abrió a Muguruza en la derecha, cuyo centro fue rematado por César Díaz, acariciando el gol.

A falta de siete minutos, Alfredo entró por un Rubén Díez que volvió a demostrar que es uno de los futbolistas con más talento de la categoría. Y llegó la oportunidad más clara, a dos minutos para el final. La tuvo Jorge Fernández, pero su tiro de zurda buscando en diagonal el palo más lejano salió lamiendo el poste. El Castellón dio la cara, supo sufrir y pudo ganar. Y el líder está a tiro.