El Castellón se quedó con la miel en los labios... y sin liderato. El equipo de Óscar Cano, en un partido igualado pero en el que en muchas fases fue superior, vio como el Nàstic de Tarragona le privaba tanto de la victoria como de situarse en lo más alto de la clasificación del grupo III de Segunda División B. Los albinegros, que se habían adelantado por medio del genial Rubén Díez cuando peor lo estaban pasando en la segunda mitad (minuto 68), concedieron el empate final cuando apenas faltaban seis minutos, en el 84, fruto de un cabezazo libre de marca de Brugué (1-1).

Un mazazo que dejó descontentos a los futbolistas y al cuerpo técnico del conjunto orellut, porque el Castellón supo trabajarse el partido, controló al Nàstic a excepción de un tramo de la segunda mitad y quizá cuando la relajación y el verse ganador se apoderó de los jugadores castellonenses llegó el golpe de gracia de un combinado tarraconense que, pese al potencial de su plantilla, no demostró ser superior.

Cano repitió el mismo once inicial que venció con solvencia al Badalona en el Estadio Castalia en la jornada precedente.

Su 4-4-2 ya es marca de la casa, con dos laterales de largo recorrido como Muguruza —menos activo ayer— y Víctor García, dos mediocentros como Carles Salvador y Calavera que abarcan campo y trabajan, dos mediapuntas —Rubén Díez y Jorge Fernández— abiertos a banda que percuten hacia el centro con diagonales y la dupla ofensiva César Díaz-Cubillas que es garantía de éxito.

El trabajo del técnico granadino se nota y se plasma en el césped semana sí, semana también. Los albinegros saben a qué juegan, están muy bien plantados sobre el rectángulo de juego y apenas dejan fisuras, como ayer quedó demostrado en la primera mitad.

SUPERIORIDAD ALBINEGRA / El duelo arrancó con dominio orellut. Calavera y Carles Salvador ejercieron de fieles escuderos tanto de Rubén Díez como de Jorge Fernández, que fueron quienes llevaron la batuta del juego y amoldaron el fútbol a su antojo.

La idea de Óscar Cano es que, a partir de sus dos talentosos mediapuntas, el juego por bandas termine con centros de los laterales, quienes no pararon de subir y bajar. Fruto de ello, en una galopada de Víctor García su centro sirvió para que Cubillas rematara de cabeza y acariciara el primer tanto con un testarazo que terminó en córner.

No se había cumplido el cuarto de hora y dicha acción de Cubi tuvo continuidad con una volea de Verdés —muy bien ayer—, tras el saque de esquina, que se marchó al limbo más porque el central no se esperaba el balón que por la dificultad de la misma.

Los albinegros buscaban el gol y encontraron ocasiones al filo de la media hora gracias al binomio César Díaz-Cubillas. El manchego casi bate de cabeza a Bernabé de cabeza tras un peciso servicio de Jorge Fernández, mientras que el mismo César tocó de cara a Cubigol, cuyo empalme en situación inmejorable desde el borde del área se marchó alto.

El Nàstic se mostró como un equipo muy tímido en este primer acto, agazapado en su trinchera y con salidas esporádicas a la contra, casi siempre comandadas por Habran, quien generó las dos únicas acciones de peligro de los tarraconenses con sendos disparos por bajo que abortó con seguridad el meta Álvaro Campos.

Antes del descanso el Castellón perdonó. En otra buena triangulación albinegra partiendo desde la medular y finalizando por un centro por banda, le llegó el balón a Jorge Fernández, que realizó su media vuelta marca de la casa al borde del área pequeña para fusilar a Bernabé... pero la violencia de dicho disparo sirvió para que el meta local mandase el balón a córner con el codo. Con las manos en la cabeza de todos los futbolistas orelluts tras dicha ocasión se llegó al descanso.

FASE DE SUFRIMIENTO / En la segunda mitad el conjunto tarraconense fue otro y se pareció más al que por plantilla y presupuesto debe ser. Los de Xavi Bartolo adelantaron líneas y presionaron la salida del balón castellonense... y les dio resultado. Muy pronto, en apenas diez minutos, un activo Lolo Plá gozó de hasta tres ocasiones para adelantar a los propietarios del Nou Estadi, pero las tres veces se encontró con un Álvaro Campos fiable y que no concedió rechaces ni segundas opciones.

El Castellón estaba perdido en ese primer cuarto de hora del segundo acto, en el que Carles Salvador y Calavera tuvieron el único bajón del partido y tanto Rubén Díez como Jorge Fernández habían desaparecido.

El técnico local olió la sangre y a la hora de partido realizó una doble sustitución a la postre determinante. Reemplazó a sus dos extremos, Lolo Plá y Ferrán Giner, por otros dos de igual o mejor calidad: Brugué y Pol Ballesteros, y precisamente este último perdonó ante Campos con un tiro que se marchó alto en el 65.

SUBIDÓN... Y BAJÓN / Cuando peor estaba el Castellón, Cano dio entrada a Javi Serra por Cubillas y se reactivó el ataque. No en vano, dos minutos después de su entrada, en el 68, los albinegros aprovecharon un regalo del meta Bernabé para adelantarse en el marcador. Tras presión de César Díaz, el portero despejó mal un balón que le cayó a Rubén Díez quien, con sangre fría, controló el balón, se lo acomodó y anotó el 0-1 con un preciso tiro por abajo.

Un gol que cortocircuitó las ideas de los locales, que se quedaron atónitos. Los orelluts fueron controlando el juego con tal suculenta ventaja... e incluso pudieron confiarse demasiado.

Y llegó lo que nadie quería. A falta de seis minutos, Habran centró por la derecha y Brugué, ante el despiste de Muguruza, su marcador, cabeceó a la red desde el área pequeña (1-1). Un empate que dejó al Castellón con la miel en los labios y le privó de convertirse en el líder del grupo III.