En el fútbol hay una máxima que dicta que quien perdona, la acaba pagando, y si es contra un equipo de superior categoría, más si cabe. Puede parecer un manido tópico, pero ayer volvió a cumplirse en Castalia... y no será la última vez. El Castellón lo puso todo para eliminar a un rival de Segunda División A: intensidad, velocidad, buen juego por momentos e incluso ocasiones. Pero, pese a tutear a Las Palmas, acabó mordiendo el polvo y apeado de la primera ronda de la Copa del Rey, víctima de sus propios errores: un mano a mano ante el meta rival y dos fallos puntuales en el área albinegra (0-2).

Cano se tomó muy en serio la eliminatoria y puso a muchos de los habituales, con solo las sorpresivas presencias en el once del guardameta Jesús López y el lateral derecho Veintimilla.

La defensa, a excepción de este último —el lateral diestro—, fue la misma que en Liga, con Castells y Gálvez como centrales y Satrústegui de lateral izquierdo.

En la sala de máquinas no varió a la dupla Calavera-Carles Salvador, mientras que aportaron frescura por bandas Alfredo y Javi Serra, con Íñigo Muñoz buscando espacios por detrás del capitán Cubillas, que regresaba al once.

La primera parte fue estéril. El Castellón presionó en la medular para salir por bandas tras recuperación. Alfredo y Serra lo intentaron, con las ayudas en el desdoble de Veintimilla y Satrústegui, pero la mayoría de centros no encontraron rematador. Un primer acto en el que la única acción ofensiva la protagonizó Serra, con un intento de disparo cruzado que se perdió cerca del palo.

Por su parte, el conjunto canario, que le puso un ritmo demasiado lento al juego, se dedicó a tener la posesión y apenas probó desde fuera del área, con dos disparos que abortó sin conceder rechaces el meta Jesús López.

El segundo acto fue otro cantar. El Castellón salió mucho más envalentonado, mordiendo al rival y buscándole las cosquillas, ante un Las Palmas que se picó.

El duelo se convirtió en un intercambio de golpes, aunque en el primer cuarto de hora de la reanudación lo fue literal, ante la dureza de los canarios y de la pasividad arbitral, lo que encrespó el público de Castalia.

Los orelluts se crecieron y Cubillas, pasada la hora de juego, estuvo a punto de marcar, pero su tiro ante el meta rival salió desviado.

El punto de inflexión llegó en el minuto 69: Calavera se plantaba solo ante Josep Martínez, quien evitaba el tanto local.

Y ya se sabe, si perdonas... En tres minutos Las Palmas sentenció el partido y la eliminatoria.

Primero, en el 71, Juan Fernández se aprovechaba de un suculento rechace del meta Jesús López, que no acertó en abortar el lejano disparo de Maikel Mesa (0-1).

Un error que no hacía justicia ni al partido ni al meta albinegro, que estaba cuajando una buena actuación. Tres minutos más tarde, en el 74, el propio Maikel Mesa, en semifallo y engañando a Jesús, establecía el 0-2. Sin más.

Fue la estocada al sueño de la Copa del Rey, el cual le duró una hora a un Castellón que dio la cara y ya debe pensar en la Liga.