Volcánico reparto de puntos. El Castellón perdonó al Elche B tras una sobresaliente primera parte (2-0) y, a la vuelta del vestuario, la reacción visitante le llevó a empatar y acariciar la victoria con la punta de los dedos. Todo ello en medio del ya tristemente habitual enrarecido ambiente de Castalia, con los 1.000 que resisten, cada vez más de uñas -si es posible- con un David Cruz que sigue añadiendo capítulos a su desatinada historia. El punto, aun viniendo del 2-0, es más que meritorio, con un equipo mermadísimo por los lesionados que no se recuperan y los que van cayendo cada semana, sin atisbos de mejoría, sin médico siquiera.

Castalia, acostumbrado a tanto partido cerrado y grueso, agradeció la visita del Elche B, que respondió al prototipo de filial: letales arriba, pero inocente atrás. El Castellón tardó un cuarto de hora en ajustar la maquinaria, tiempo que los visitantes aprovecharon para probar a Sabater, quien respondió adecuadamente al disparo raso de Kilian.

Esaú castigó la ingenuidad de Samba en un despeje dentro del área que le cayó a él 9 que, con una maniobra esforzada pero productiva, puso el balón en la base del poste (m. 12).

El Castellón, liberado al menos en cuanto a resultados, gustó y se gustó por momentos. Excelentes minutos de los locales, de esos que hubiesen convertido el estadio en un torbellino, de haber estado medianamente lleno. El millar de espectadores, que había iniciado el partido con bronca al palco para dar inmediatamente paso a los aplausos al equipo, se lo pasaba bien. Esaú tuvo dos ocasiones más, hubo una doble de Javi Zarzo y Lolo Ivars en cuestión de décimas de segundo, un paradón de David a Albert Pedra y un nuevo cabezazo del 9 que Samba, puede que con el brazo, sacó en la misma línea.

gran 2-0 // Con todo, el 2-0 llegó en unos minutos de zozobra. Apareció la sombra del 1-1, pero fue efímera: Javi Zarzo finalizó con mérito una bonita acción colectiva. Hubo suspense, porque el balón golpeó en los dos palos antes de encaminarse, inexorablemente, hacia dentro (m. 38).

Pese al 2-0, los aplausos se mezclaron con la bronca al término de los 50 minutos del primer acto, un descuento provocado por el corte en la cabeza de Ramos y el tirón que sufrió Lolo Ivars, que provocó otro de esos momentos que retratan a Cruz: sin médico, fueron las asistencias del Elche B las que atendieron al alicantino. Mal sabor de boca para una primera parte más que notable.

No se sabe si esa denigrante circunstancia o el paso por el vestuario, pero el partido cambió de raíz. Kilian redujo a la mínima expresión la ventaja local (m. 51). Dos minutos después, Molina, con todo a su favor, ya rozó el 2-2 (el Elche B había parado su sequía goleadora en 421 minutos).

Llegaban ahora noticias negativas, con el cansancio de varios jugadores, la lesión de Albert Pedra, un arbitraje calamitoso que iba cargando de tarjetas a los locales... Un derribo de Esaú en el área, entendido como un piscinazo del manchego y la subsiguiente amarilla, fue la guinda. Las malas vibraciones se hicieron corpóreas con el empate del revulsivo Darío (m. 73). El problema es que faltaba mucho tiempo. Darío remató al palo y Sabater, con apuros, se interpuso entre Kilian y el 2-3. Menos mal. H