Imparable. Así está el CD Castellón. El conjunto de Óscar Cano dio ayer un recital de fútbol, a base de buen juego y, por fin, ocasiones, para superar al Hércules por la mínima, aunque pudo ser una goleada. Marcó Rafa Gálvez a la hora de juego para hacer justicia y dejar a los de la capital de la Plana en el segundo puesto.

Tras el buen triunfo en el campo del Atlético Levante y la clasificación para la Copa del Rey ante el Prat, vía Copa Federación (y vía penaltis), Castalia esperaba con entusiasmo un duelo siempre atractivo por la rivalidad entre aficiones. Un Castellón-Hércules siempre tiene su morbo y, evidentemente, su interés.

El equipo de Cano repitió el guion de la mayoría de partidos de este ejercicio en la primera mitad, es decir, fue dominador del juego. Pero en esta ocasión con un matiz importante, que además de tener la posesión los albinegros generaron oportunidades ante el marco herculano.

El míster repitió el once que ganó en el Ciutat de València para hacerle frente a un renacido y mejorado Hércules desde la llegada de Jesús Muñoz al banquillo.

Pronto el Castellón dejó claro que quería ejercer de local y que pretendía adueñarse del esférico. Sin tiempo para que el Hércules tomara conciencia de que en Castalia había 13.000 incondicionales rugiendo, Jorge Fernández se marcó una jugada que levantó al espectador, con caño y recorte incluido, mandó un trallazo que obligó a volar a Falcón.

Habían transcurrido solo cuatro minutos y los orelluts avisaban. Pero no fue una acción aislada, ya que dos minutos después Rubén Díez se quedaba solo ante el meta visitante y, tras toque de este último, el balón se estrellaba en el larguero y no entraba tras caer cerca de la línea de gol.

Castalia enloquecía, más aún cuando César Díaz remataba a gol un centro desde la derecha en el área pequeña. Estaba en posición adelantada. Fuera de juego.

Más no se podía pedir. Al Castellón se le venía acusando de poco vertical, de no tener mucha pegada, pero ayer salió a demostrar todo lo contrario.

Álvaro Campos solo había tocado dos o tres balones para sacar de puerta y Rubén Díez comenzó a gustarse al filo de la media hora. El talentoso centrocampista aragonés aparecía por una banda, por el centro y por la otra. Se multiplicaba.

El arquitecto aragonés se compenetra a la perfección con Jorge e intercambiaron posiciones para volver locos a los defensas alicantinos. Incluso lo probó el maño desde fuera del área en el 30, un disparo que salió alto.

Un servicio suyo en el 34 a Muguruza, que entró como cuchillo en mantequilla en el área rival, terminó en pase de la muerte del donostiarra a César Díaz, que solo tenía que tocarla fuerte para marcar… pero apenas la rozó. Otra ocasión que se fue al limbo.

Y como no quería ser menos, replicó Jorge Fernández con otra gran acción individual cerca del descanso, que dejó solo a Cubillas, quien atacó tarde el balón y entre un zaguero y el meta rival mandaron el balón a córner.

Un descanso al que se llegaba con grandes sensaciones y con un posible penalti a César Díaz que el árbitro no quiso ver. Y hablando de ver, ¿el Hércules? ¿Alguien lo vio? En la primera mitad, desde luego que no.

REANUDACIÓN CON PREMIO / En la segunda mitad se esperaba un guion similar, con un Castellón igual de ambicioso. Y así fue. Los Carles y Calavera siguieron dominando la posesión de balón y los albinegros apretaron el acelerador en busca del primer tanto.

Valga como anécdota que el primer lanzamiento del Hércules entre los tres palos fue de Víctor Olmedo, en el minuto 52, casi desde el centro del campo, que acabó en manos de Álvaro Campos. Un espejismo.

Los de Óscar Cano querían el gol y, con Cubillas de faro y referente, César, Rubén y Jorge se convirtieron en tres diablillos que no dejaban pensar a la zaga visitante debido a su movilidad.

En una de ellas, al filo de la hora de juego, César Díaz se plantaba ante Falcón y buscó otra vaselina que desbarató el mítico cancerbero herculano.

Era el preludio del 1-0, un gol que llegó a la hora de partido, cuando tras otra aproximación por la izquierda, el balón llegó a Muguruza en la derecha, cuyo centro marca de la casa terminó en el segundo palo, donde estaba imperial Rafa Gálvez para remachar con un gran testarazo.

Castalia explotaba. La afición gritaba. El Glorioso ganaba. Y lo hacía por méritos propios, ya que hasta ese instante solo hubo un equipo en el campo y vestía de albinegro.

TOMA Y DACA / No le quedó otra al Hércules que mover ficha. Muñoz introdujo a dos muy buenos futbolistas como Jona y Diego Benito y los alicantinos dieron un paso al frente y comenzaron a tener más el balón y comenzar a bombear balones laterales sobre un Álvaro Campos que cumplió como de costumbre, a la perfección.

El encuentro entró en una fase de mayor dominio visitante, aunque con más «uuuuyyysss» que ocasiones. Una circunstancia que aprovechó el Castellón para salir a la contra con la velocidad de sus balas, en especial con la entrada de Raúl Alcaina y Javi Serra, junto a César Díaz.

Precisamente Alcaina, ese ‘9’ que juega con el ‘2’ a la espalda, fue el que mandó un latigazo que estuvo cerca de sorprender a Falcón a falta de cuatro minutos. Acción a la que siguió una contra de César Díaz, que solo ante el meta rival falló el mano a mano.

Era el tiempo de prolongación. El público pedía la hora y los futbolistas albinegros supieron conservar el esférico para terminar con un triunfo tan merecido como corto. Por la mínima, pero el Castellón le dio una lección de fútbol a un Hércules cuyos 100 aficionados desplazados desde Alicante continúan preguntándose si su equipo saltó ayer al césped del coliseo orellut.