El Castellón está a 180 minutos del ascenso, después de un nuevo ejercicio de supervivencia en Sant Andreu. El valor doble de los goles clasifica a los albinegros, que tuvieron casi todo de cara (jugaron la segunda parte en superioridad numérica) y un penalti de los que no se pitan.

El once de Azparren fue el previsto, con el regreso de Alcover, sancionado en Castalia, en detrimento de Juanan. Más vueltas le dio Escobar, obligado a encontrar un recambio para el lesionado Kike Ferreres. El almazorense apostó por poner centímetros, con Enrique en el lateral derecho por Abraham (ya había sufrido mucho en la ida), más el habitual dispositivo en la medular de fuera de Castalia (Castells y Javi Rubio en el doble pivote, con Marenyà escorado a la izquierda), junto a la apuesta de Nuha-Cubillas en punta, de nuevo con Cristian Herrera esperando a ejercer de revulsivo… o salvavidas.

El partido empezó raro, con una ocasión de Nuha, que se plantó ante Segovia pese a que el auxiliar tenía el banderín levantado. La siguiente también fue albinegra, pero esta vez el árbitro invalidó el cabezazo a las mallas de Cubillas, por estar demasiado adelantado. Después, el encuentro comenzó a tener la misma pinta que en Castalia, con el Sant Andreu mandando y merodeando a Zagalá, aunque sin llegar a traducirlo en ocasiones claras. Eso sí, Zagalá abortó una falta envenenada de Alcover en un cuarto de hora inicial con muchísimo ritmo, pero sin juego de transición, porque primaba alejar el balón del área propia y tratar de llevarla a la contraria.

LESIÓN EN LOS LOCALES

A diferencia de Castalia, Azparren fue el primero en mover el banquillo, al perder por lesión al capitán Guerrero. Retrasó a Víctor y metió al recién incorporado Kuku en punta, creando unos minutos de desconcierto en los que los andreuencs contaron con varias acciones a pelota parada de lo más interesantes, sobre todo dos faltas en la frontar perfectamente defendidas por los albinegros. Y, entonces, la polémica.

En el minuto 33, entre Zagalá y Arturo derribaron a Josu. Penalti, de esos que no se pitan, pero penalti. En la otra área, después de un paradón de Segovia a Marenyà, la jugada que dinamita la eliminatoria. Carroza empieza a agarrar a Cubillas fuera del área, pero este acaba cayendo dentro… y el árbitro se va a los once metros y expulsa al central local. Después de dos minutos interminables, que Vicente Montesinos no aguantó dejando el palco ya, Javi Rubio lo transformó.

Otro remate de Dealbert cerró el primer acto y abrió la puerta de los infiernos, con los 22 jugadores de campo y los banquillos enzarzados ante un colegiado que no tomó decisión alguna.

Ahora más que nunca, había que jugar con la sangre helada. La eliminatoria, en superioridad numérica y con dos goles ‘reales’ de ventaja, a solo 45 minutos de su resolución, era una ventaja inimaginable. El peligro era el efecto bumerán del arbitraje, que se inhibió aún más.

Escobar quitó a Nuha, que estaba en todos los fregaos, porque ya estaba amonestado. El tinerfeño seguía haciendo amigos y expulsaba a Guerrero, que estaba en el banquillo local. Lo bueno es que no pasaba nada en las áreas, ni en la de Zagalá ni en la de Segovia. Pero, con Velázquez Rodríguez, todo era a cara o cruz. El Castellón concedió la enésima falta al borde del área, menos mal que Alcover no tenía la tarde.

Azparren quemó las naves con Elhadji, un tipo con pinta de fútbol americano pero que podía dedicarse perfectamente al lanzamiento de jabalina, tal es la potencia de sus brazos en los saques de banda. Escobar contestaba con la incorporación de Ximo Forner en lugar de Javi Rubio.

EL ARREÓN FINAL

Tardaba en llegar el arreón enconado del Sant Andreu... y llegó con tres saques de esquina consecutivos y un remate de Óscar Muñoz, solo, al que le sobró potencia. El Castellón renunciaba al ataque, al balón, a todo lo que no fuera defender su renta. Y quedaban 15 minutos largos. Zagalá aparecía al remate de Elhadji y también para quitarse después de encima otro balón muy peligroso. No se notaba quien estaba con solo 10 jugadores y quien con 11.

El Castellón jugaba con fuego y, en el 85, llegó el 1-1. Óscar Muñoz llevaba la eliminatoria al límite, pero el Castellón salió indemne. El regreso a Segunda B, de nuevo, a 180 minutos vista.