El Castellón no ha pasado del 0-0 frente al Crevillente, en un partido marcado por el nulo peligro creado (no disparó entre los tres palos y fuera, prácticamente tampoco) y por las lesiones de Jesús López y Javi López, en un cóctel que refuerza el pesimismo. Todo ello atenta mirada de un cada vez más cercado David Cruz y con emisarios del grupo chino también en Castalia, uno de los grupos que optan a hacerse con el club.

Si el Castellón pretendía, adelantando el encuentro antes del mediodía, castigar el madrugón del Crevillente, de entrada, no lo consiguió. La sensación del Castellón era que andaba todavía desperezándose, mientras los alicantinos se desempeñaban con una marcha más. El campo parecía inclinado del lado de Zagalá, que acompañó con la vista el primer remate de la matinal a cargo de Juanjo.

Todo lo ponía el Crevillente: la colocación, el dominio, el juego y los remates, afortunadamente no entre palos. Los albinegros, desnortados, maltrataban el esférico y eran incapaces de juntar dos pases, pese a que el viento -más que brisa-, por entonces, soplaba a su favor. Seguro que ésta actuó para que una falta lateral de Ximo Forner se envenenara y la acción se convirtiera en suspense: del posible penalti a Enrique y un remate fallido de Esaú con la portería visitantes desguarnecida. Una acción, a decir verdad, convertida en oasis ante la neta superioridad visitante.

Sin fútbol y menos peligro todavía, pero elevando un poco la presión, el Castellón niveló la matinal, coincidiendo con el intercambio de posiciones entre Javi Zarzo y Marenyà.

El partido era cada vez más orellut, sobre todo al regreso del vestuario, aunque la lesión de Jesús López le rompió el ritmo. El Crevillente volvió a asomarse al balcón de Zagalá y, Luis Doménech, de falta, trató de sorprender al bien colocado portero local.

La segunda parte transcurría entre lesiones y parones, pero, lo peor de todo, con los locales alejadísimos del benicarlando Óscar Fornés. Con todos los cambios hechos, Javi Zarzo aumentaba el cupo de mala suerte rompiéndose también.

Si no había podido ganar el partido en 80 minutos, tocaba no perderlo en 10. Aunque, no se sabe muy bien el motivo, el árbitro expulsaba al central visitante Marc.

No obstante, al Castellón no le quedó ni la última, pese a que hubo cinco minutos de descuento (Fonte marcó, pero la acción estaba previamente invalidada por posición antirreglamentaria). Se despidió sin tirar a puerta y deja pasar una oportunidad de oro para recortar con los de arriba.