El Nou Camp de Morvedre, convertido en un coliseo romano, vivió ayer un partido en el que faltó fútbol y sobró tensión, aun después de haber terminado. El Castellón salió airoso con un empate (0-0) que, si bien le mantiene a la misma distancia del líder (7 puntos), sí le permite cargarse de autoestima. Los orelluts, los primeros en puntuar esta campaña en el territorio comanche del Atlético Saguntino, aprueban el ensayo generalizado de los que aguarda al cabo de 13 jornadas, en los play-off.

El Castellón aguantó hasta lo que no está en los escritos. Los locales llevaron el partido a su terreno, ante la permisividad de un árbitro al que, milagrosamente, no se le fue de las manos, pese a que sacó el encuentro adelante con cinco tarjetas. Increíble que jugadores como Pablo Vidal o Boix acabaran el encuentro sin amonestación e incluso Carlos Esteve mereció la roja. Aunque los albinegros no se arrugaron. De haber cedido un centímetro, ahora estarían rabiando por la derrota.

Precisamente, Pablo Vidal fue el único cambio en la alineación local. El pulso que mantuvo con Tariq ejemplificó la auténtica batalla de Sagunto: compañeros hasta hace pocas semanas, ayer parecían enemigos irreconciliables.

Ramírez apostó por el once más o menos esperado, aunque con sorpresas: Arturo Navarro siguió como central y fue Guille Vázquez quien rememoró viejos y casi ancestrales tiempos como mediocentro. Además, el tarraconense cambió las bandas, con Dani Pujol por la derecha y Carrillo por la izquierda.

Cinco minutos es lo que duró la tregua. El Saguntino, un equipo que va más allá del reglamento (sí, lo traspasa, sobre todo en su casa), elevó la temperatura de una ya veraniega (y ventosa) tarde de febrero. Campos fue la primera víctima, pero los damnificados fueron Luismi (molido a palos, pidió el cambio en el 37’) y Tariq, vaciado hasta el extremo de que su cuerpo ya no le respondía.

La primera parte derivó en una guerra de guerrillas en cada metro cuadrado del césped. Lo mismo en cada balón dividido, que fueron cientos: primeros, eliminar al rival ya fuera con el puño, un empujón o lo que fuera; después, pues a intentar controlar el esférico. Los 45 minutos, de los que no se jugaron ni 15, se fueron por el desagüe, con un par de buenas respuestas de Campos ante Fas y Marc Trilles, apenas contentadas por un centro-chut de Carrillo.

Como al principio, los dos contendientes olvidaron las rencillas en los primeros minutos. Tiempo suficiente para que los locales gozasen de las mejores ocasiones, sobre todo la de Esteve, a los 23 segundos. Vidal y Lois también merodearon el gol. Fueron los peores instantes del Castellón, que solo se asomó a Lluna en un remate de Tariq. Fue el único peligro, más allá de que Escudero casi le hace un favor a sus ex con un autogol.

Los cambios refrescaron al Castellón y le proporcionaron el último aliento para resistir, después de que Campos hubiese tenido que abortar los disparos de Néstor y Lois. Con todo, el cuarto de hora final fue más desahogado desde el punto de vista de la integridad del marco, nuevamente con el partido convertido en un espectáculo barriobajero que encendió al público… y a los directivos locales, que no se tomaron muy bien que el Castellón fuera el primer equipo en puntuar en el único campo del fútbol español que, hasta ayer, solo conocía las victorias de los suyos. H