El color de la camiseta del Castellón, cuando juega a domicilio, se ha convertido en objeto de controversia. Claro está, la albinegra, la de siempre, es la de referencia, como no podía ser de otra manera. Pero han sido más los partidos, esta temporada, en los que no ha podido utilizarla, por la coincidencia de colores con el equipo local: hasta 10 de los 18 desplazamientos.

Esta campaña, la equipación enteramente rosa ha desplazado a la senyera de Castelló (rayas verticales amarillas y rojas, con la parte superior del pecho y los hombros de verde). Una camiseta que ha funcionado muy bien a nivel de ventas (no hay más que verlas cada 15 días en Castalia, con centenares de aficionados que las llevan en las gradas), pero que cuenta con un amplio número de haters... a los que las estadísticas parecen darle la razón: cero victorias, cinco empates (Espanyol B, Hércules, Atlético Baleares, Ebro y Alcoyano) y otras tantas derrotas (Ontinyent, Ejea, Peralada-Girona B, Valencia Mestalla y Sabadell). De albinegro, la única victoria (Lleida), seis igualadas (Teruel, Atlético Levante, Olot, Barcelona B, Villarreal B y Cornellà) y solamente una desilusión (Badalona).

El domingo (18.00 horas) en La Fuensanta, el Castellón tratará de buscar la victoria que, combinada con los resultados de otros dos encuentros, le daría la permanencia matemática. No podrá jugar con la equipación titular (el Conquense viste pantalón negro y camiseta blanca)… pero el Castellón, por dar la razón a los puristas, a esos antirrosas, por superstición o por lo que sea, rescatará del armario la senyera de Castelló, con la que disputará el trascendental encuentro, después de los buenos resultados de la pasada campaña, tanto desde el punto de vista estético como meramente futbolístico.