Contra el desencanto, la crispación y la negra incertidumbre que se cierne sobre Castalia, el Castellón, sufriendo como siempre, superó la primera criba de esta nueva tentativa de ascenso a Segunda B. Una equilibrada eliminatoria ante el Poblense, segundo del grupo balear, al que dejó en la cuneta por el valor doble de los goles marcados a domicilio. El 0-0 de la ida dejó pasó al 2-2 que todo el mundo hubiese firmado antes del segundo y definitivo asalto, pero que parecía impensable cuando Ximo Forner puso el 0-2. Lo que cuenta es que, esta tarde, la bola del Castellón volverá a estar en el bombo, donde ya solo quedan la mitad de los que empezaron este tortuoso camino: su próximo obstáculo será un campeón de grupo (los que no han subido a las primeras de cambio), con la ida otra vez en casa, el próximo fin de semana.

El Castellón resistió al principio, cuando el rival le metió el miedo en el cuerpo. Golpeó con fortuna al final del primer tiempo y con un jugadón a la hora de la contienda, pero terminó como gato panza arriba frente a un Poblense desbocado que, con nueve (Antonio se había lesionado y Lucas, con Yagüe, había pagado los platos rotos de una tangana), en el quinto de los siete minutos de descuento, puso el amenazador empate. Menos mal que ya no quedó tiempo para más. La clasificación refuerza el espíritu agonístico de los albinegros que, a buen seguro, se han de enfrentar a otro reto superior ahora.

POR OLEADAS

El primer tiempo se jugó por oleadas. Salió bien el Castellón (Ximo Forner probó fortuna desde la media distancia a los 20 segundos) y replicó rápidamente el Poblense. Dos semanas hablando maravillas del balón parado albinegro y Damià y luego Calonge rozaron el gol de esta guisa. Zagalá abortó la segunda, como después otra de Saúl. Pero el Castellón encontró un tesoro: Lolo Ivars saca una falta al segundo palo y Enrique rebaña la pelota para que golpease en Calonge y rompiese la igualdad. El posterior fútbol-control de los orelluts les permitió alcanzar sin más sobresaltos el descanso.

El Castellón manejó con soltura el inquietante arranque de la segunda mitad. Un centro de Saúl que dio en el larguero fue lo único reseñable del cuarto de hora final, hasta que Chema hizo de Messi para que Ximo Forner pudiera colocar el esférico a la escuadra de la meta de Molondro.

El Poblense, que entonces necesitaba tres goles, se reenganchó muy pronto, antes de que pudiera afectarle el ánimo. Aitor Pons, en su única aparición de la matinal, asistió a Agus en el 1-2, apenas dos minutos después del 0-2. No estaba hecho. Qué va.

A DEFENDER

El Castellón estaba en las últimas. Calleja, con los cambios, trataba de insuflarle aire más que otra cosa al equipo, ya descaradamente amparado en su ventaja aún cómoda. El tramo final derivó en una sucesión de rifirrafes que dio con un jugador por cada equipo en la ducha, antes de tiempo. La larguísima prolongación (siete minutos) permitió que el Poblense empatara y transformara los sudores propios de las elevadas temperaturas, en otros fríos que anticipan cosas peores. Pero los albinegros, adaptados muy a su pesar a todo tipo de padecimientos, aguantaron el 2-2, suficiente para servirse una ronda más de play-off.