La llegada de José Miguel Garrido al CD Castellón significó una inyección económica trascendental para que el proyecto iniciado por Vicente Montesinos, Àngel Dealbert, Pablo Hernández y Jordi Bruixola. No en vano, además de ir saldando a lo largo de todo el ejercicio diferentes deudas (futbolistas, proveedores, bancos...), el pasado miércoles el club oficializó el haber finiquitado la totalidad de la deuda con Hacienda, gracias al 1,1 millones de euros aportados por el nuevo máximo accionista del club.

Pero el empresario madrileño tendrá que volverse a rascar el bolsillo o, en su defecto, generar los recursos suficientes para hacer frente a otra deuda antigua y heredada, que parecía olvidada: los 380.000 euros por los que se descendió al club a Tercera División en verano del 2011 por culpa de impagos a futbolistas AFE.

AVAL NO HACE FALTA / La Real Federación Española de Fútbol mantiene a las entidades que descienden administrativamente las deudas contraídas, exigiéndoselas si vuelven a lograr el ascenso deportivamente. Además, en casos de pérdida de categoría por impagos, la RFEF exige a los clubs implicados si ascienden un aval extra, de 400.000 euros, para poder competir durante las cinco temporadas siguientes a la que se bajó. Una circunstancia que el CD Castellón se ahorrará, ya que al haber permanecido siete campañas en Tercera División, al obligatoriedad del aval ha prescrito.

Los responsable del conjunto de la capital de la Plana ya han tenido contactos con miembros de la RFEF para tratar este tema, citándose para fechas posteriores —una vez finalice el Mundial— para reunirse y trazar el plan de pagos y el procedimiento a seguir.

Se trata de un trámite obligatorio que el club ya conocía pero que, indudablemente, implica otro importante desembolso.