De Castelló a Almassora... va un Castellón que vola. La quinta victoria consecutiva (0-2) de los orelluts cierra la herida causada por el triunfo blanquinegro de la primera vuelta en Castalia y permite depender de sí mismos, incluso, para acabar primeros, dada la sucesión de pinchazos de los rivales directos que le permite contar con nueve puntos de renta con el quinto. El Castellón está a dos puntos del liderato, la misma distancia que separa al Almazora de la salvación, en pleno Tourmalet frente a candidatos de play-off y reconversión del equipo, a la espera de recuperar sancionados (cuatro tenía esta semana) y la incorporación de los dos últimos fichajes, un omaní y un israelí.

La victoria en el José Manuel Pesudo fue inapelable. Los de Sergi Escobar, que terminó muy emocionado, aplacaron la efervescencia local, madurando el encuentro hasta decantarlo, como ya es frecuente, al regreso del vestuario. Un triunfo fraguado en el claro penalti de Cristian Navalón a Javi Serra (materializado por William Domingues en el minuto 64) y rubricado por el 7 del Castellón, ya en el 90, en la acción más estética del derbi.

Juan Carlos Beltrán, más castigado que su colega en el banquillo de al lado por las bajas, trató de someter al Castellón a una celada, que incluía un reparto aleatorio de camisetas (Pablo Revert, con el 9, de lateral derecho; Carlos Martínez, luciendo el 2, como mediocentro...), aunque todo el peligro almassorí murió en un par de balones colgados y en la parada de Zagalá, con la que terminó la contienda. Les costó a los orelluts, capaces solo de fabricar una ocasión en el primer tiempo (Rubén Jiménez abortó el mano a mano con Juanjo Gracia), pero netamente superiores después.

El Almazora, con una docena de jugadores que han vestido la camiseta a rayas verticales blancas y negras (ayer, amarillas y rojas), tanto del primer equipo como en su juvenil y/o filial, salieron como si la vida les fuera en ello. Contaron con la permisividad arbitral, lo que les permitió para que los primeros minutos fuera equilibrados, si bien cada acercamiento era precedido, exclusivamente, por una acción a balón parado. El Castellón tardó cerca de media hora en domar a su rival, hasta que fue coleccionando méritos: el primer disparo a puerta (una falta centrada de Javi Rubio a las manos de Rubén Jiménez), el uno contra uno de Juanjo, malogrado ante el acierto del guardameta local...