Empezó a jugar a fútbol-7 en un equipo oyente a los seis años. Luego dio el salto al fútbol-11. Pero, al cumplir los 16, entró a formar parte del CD Asorcas, el club deportivo de la Asociación de Personas Sordas de Castellón, y comenzó a practicar fútbol sala. Desde entonces han pasado 19 años y Roberto Garrido Nombela (Castelló, 1984) se ha convertido en uno de los mejores jugadores nacionales de fútbol sala para sordos.

Es uno de los capitanes de la selección española, uno de los máximos goleadores y uno de los deportistas más laureados. Y es que sus éxitos hablan por sí solos: cuatro títulos autonómicos; cuatro nacionales; medalla de bronce (2002), plata (2006) y oro (2018) en el Europeo; y actual campeón del Mundo.

«Tras el éxito de Europa, el objetivo era el Mundial y pelear por el título ya que la calidad de la selección española es insuperable. El hecho de conseguirlo era algo que esperaba ya que confiaba plenamente en el equipo», explica. Fue a mediados del pasado mes de noviembre en Winterthur (Suiza), donde vencieron a la anfitriona por 4-5.

Sin techo

Pero, ¿dónde está el límite de este jugador de fútbol sala? «Después de haber ganado el Mundial, pocos títulos me quedan por conseguir. Lo que sí me ha quedado pendiente es conseguir el título de mejor jugador del Mundo. Lo logré en el Europeo, pero en el siguiente Mundial, al que llegaré con 38 años, ya no sé si lo lograré», lamenta.

No obstante, haber llegado a donde ha llegado es ya de por sí un logro para Garrido, pero no le resta ambición: «Aún habiendo conseguido el título más grande que se puede tener, sigo teniendo ilusión por jugar y seguir acumulando títulos porque mi próximo objetivo es disputar la European Deaf Champion League of Football el próximo mes de mayo en Göteborg con el CD Castellón Asorcas y volver con el título a casa».

Esta es la segunda etapa de Garrido como miembro del club castellonense. En los últimos años, ha competido en Alemania e Italia y es en este país, donde ha permanecido nueve años, donde más valor se le da al deporte para sordos. «Allí hay muchos más equipos nacionales y, por lo tanto, una liga como tal que te da más motivación para seguir y en la que puedes jugar más», relata y no duda en reconocer que «he sido bien valorado, tanto fuera como dentro de España».

La selección solo se concentra tres veces al año, el resto del año los jugadores entrenan por su cuenta y, en el caso de Garrido, dos veces por semana con su club. «Del deporte para sordos no se puede vivir en este país, por ello yo trabajo en una fábrica y en mi tiempo libre hago deporte por mi cuenta para estar en forma», finaliza.