Santi Cazorla es el crack low cost. Una estrella que ha costado la friolera de cero millones de euros. Un doble campeón de Europa que asombró a la Premier League con su fútbol y que será uno de los jugadores más baratos de la plantilla amarilla esta temporada. No solo por llegar libre, sino también porque su salario estará muy por debajo de las elevadas nóminas que percibía en el Arsenal o, incluso, en el Málaga, cuando el club andaluz se lo llevó del Villarreal por 20 millones de euros, en un momento delicado para la economía del Submarino, que tuvo la necesidad de vender a su jugador referencial, incluso, sin que él mismo quisiera marcharse.

Cazorla nunca ha ocultado el especial cariño que le tiene al Villarreal. Incluso su relación personal con el consejero delegado del club, Fernando Roig Negueroles, siempre ha sido más que excelente, con guiños constantes de complicidad entre ambas partes. Santi ha pasado una dura odisea desde que fue intervenido quirúrgicamente por primera vez en diciembre del 2016. Muy conocido, por veces ya publicado, el pronóstico inicial de un galeno inglés de la dificultad que tendría hasta para andar con normalidad. Pero la tenacidad de Cazorla, la pericia del doctor Mikel Sánchez y los cuidados del fisioterapeuta salmantino Juan Carlos Herranz, al margen del cariño de su familia, han logrado no solo que camine con absoluta normalidad, sino que vuelva a jugar al fútbol... Y no solo hacerlo, también recuperar la categoría de estrella dentro de una Liga que tendrá un poco más de magia con el asturiano de vuelta a ella.

LA ESPERA

La apuesta por Cazorla era arriesgada en un principio porque una cuestión es el cariño personal y otra, el fútbol profesional. De ambas cuestiones fueron conscientes las dos partes, pero Santi merecía una oportunidad para volver a sentirse futbolista. Y el Mago se vino hasta Castellón, donde ha estado alojado en un céntrico hotel de la capital hasta conocer definitivamente que el Villarreal apostaba por su vuelta al fútbol, después de un par de duros años apartado de los terrenos de juego.

A Santi nadie le ha regalado nada; únicamente se le ha ayudado, pero todo lo que ha conseguido, se lo ha ganado a pulso en una pretemporada donde ha demostrado un nivel altísimo que ha sorprendido no solo a los técnicos, sino también a sus propios compañeros. Es cierto que la competición es diferente y todavía debe refrendar sus buenas sensaciones cuando los rivales se juegan los puntos, pero merecía la pena el riesgo por ambas partes.

EL ACUERDO

El laureado jugador ha aceptado un contrato por una temporada, con opción a otra más, partiendo de un fijo, no muy alto para el caché que ha disfrutado durante su etapa en el Málaga y Arsenal, pero al que Cazorla no le ha dado prioridad, porque su ilusión y su sueño era no abandonar el fútbol de esa forma, por la puerta de atrás.

El Villarreal le pagará 500.000 euros, más un plus de 20.000 euros por partido jugado. Casi un sueldo de un canterano de Primera División. Sí, como él se siente ahora, con esa ilusión que contagia a todo el mundo y que ha calado en el interior del vestuario amarillo. Santi es el crack low cost que todo club del mundo querría tener consigo.