En el fútbol ni la teoría ni las matemáticas existen. Cuando te crees que lo tienes todo hecho y el rival está adormecido, éste despierta y te pone contra las cuerdas. Eso mismo le pasó al Villarreal, que tuvo que sufrir durante ocho minutos, para lograr tres puntos de oro, vitales de cara a la permanencia ante un Leganés (2-1) que parecía de vacaciones pero que convirtió el final en un encuentro no apto para cardíacos.

Los de Javi Calleja demostraron más oficio que en otros partidos, fueron superiores y merecieron la victoria. Pero está claro que, como la dicha sudamericana dicta: «si no se sufre, no vale». Y los groguets ganaron con mucho sufrimiento. La urgencia de los puntos en el bando local y la tranquilidad del que no se juega nada, en el visitante, quedaron patentes a las primeras de cambio.

El Leganés llegaba a La Cerámica con los deberes hechos, con la salvación en el bolsillo y con ese relax mental que te otorga el no tener la presión de conseguir los puntos. La puesta en escena madrileña fue la de esperar atrás con hasta nueve futbolistas: su portero, los cinco defensas y sus tres centrocampistas. Solo los delanteros, Breathwaite y Carrillo realizaban tímidamente la presión sobre la salida de juego rival.

El Submarino cogió el testigo del Lega y ejerció de dominador. Calleja dispuso un 4-3-3 con un triángulo en el centro del campo. Es decir, dos mediocentros, Iborra y Santi Carozla, siendo el asturiano el que llevó el peso del juego amarillo, mientras que por delante intentaba moverse entre líneas Pablo Fornals. El técnico madrileño dejó los carriles para los dos laterales, ayer Mario y el canterano Quintillà, mientras que en ataque, con movilidad cono falsos extremos se ubicaron Chukwueze y Toko-Ekambi, ambos a pierna cambiada, con Carlos Bacca como 9 de referencia.

polémica con el Var / Los amarillos entraron bien en el partido. Al minuto y medio de juego Chukwueze rompía la línea defensiva para plantarse solo ante Cuéllar y fusilarle. Tuvo que intervenir el VAR, porque el asistente marcó un fuera de juego que en directo no parecía y que tras varias repeticiones sigue siendo muy justo, hasta tal punto que parece legal. Pero en la era del VAR la tecnología manda.

El tanto espoleó a los presentes, tanto a los futbolistas del banquillo amarillo (suplentes de lujo ayer como Gerard, Víctor Ruiz, Jaume Costa, Trigueros, Cáseres o Pedraza) como a los dispuestos sobre el rectángulo de juego.

Un primer acto que fue un monólogo amarillo y en el que era complicado romper el entramado defensivo planteado por Mauricio Pellegrino. Cazorla e Iborra lideraban en la sala de máquinas, mientras que Fornals, por delante se buscaba los espacios para conectar con el tridente ofensivo.

Ekambi y Bacca lo pelearon todo y lo intentaron, pero quien tuvo más brío fue el incombustible Chukwueze, que fabricó hasta tres claras ocasiones para marcharse al descanso con ventaja en el marcador. Un par de ellas las desperdició él, pero la más clara, en el minuto 40, dejó solo a Ekambi tras filtrar un gran pase en diagonal, pero el trallazo del ariete camerunés fue mandado a saque de esquina por Cuéllar, con un paradón de reflejos.

Al descanso se llegaba con las tablas iniciales y con un mini susto del Leganés, tras cabezazo del nigeriano Omeruo, en la única intervención de Andrés Fernández -que jugó por problemas físicos de última hora de Asenjo—en dicha primera mitad.

mismo guión / El segundo acto prometía ser un calco del primero… y así fue. El Submarino mantuvo su dibujo y su personalidad con el balón, apareciendo más Fornals entre líneas, pese a lo complicado de la tela de araña de los madrileños.

Cazorla se adueñó del balón y dio un recital de juego, de pausa y de saber qué hacer y a qué velocidad en cada momento del partido. De hecho, en una de las acciones en las que calló a banda llegó el primer gol amarillo. El asturiano recogió un esférico en la izquierda y centró con templanza al corazón del área, para que Ekambi conectara un testarazo que abortó en primera instancia el meta Cuéllar, cuyo rechace lo mandó a la red Bacca (1-0).

Corría el minuto 63 y los amarillos habían logrado aquello que tanto buscaban, romper el cerrojo del Leganés. Pero ahí no se paró el Villarreal, que quiso, buscó y encontró el segundo tanto. Antes del segundo gol, Calleja movió el dibujo y realizó el mismo cambio que en la segunda parte de Girona, es decir, dio entrada a Cáseres para fortalecer la medular, por un resignado pero goleador Bacca. Con el argentino auxiliando a Iborra y Cazorla, ambos se animaron más si cabe. El Submarino manejaba el juego a sus anchas, sin sufrir atrás y buscando el marco rival.

Sufrimiento Final / Y apareció Ekambi para sacarse de la chistera un golazo. El camerunés recibió fuera del área en diagonal, no se puso nervioso, penetró en la misma y aprovechó la pantalla del defensa para batir a Cuéllar con un tiro a media altura que se coló fregando su poste izquierdo. Era el 2-0 (min. 79) y el alivio parecía haber llegado. Pero esta temporada parece que todo lo que consiga el Villarreal debe ser a base de sufrimiento.

Los madrileños despertaron y comenzaron a apretar el marco de Andrés. Y a falta de cuatro minutos, Álvaro llegaba tarde a una acción ante el delantero rival dentro del área que acababa en penalti. El Zhar cogía las responsabilidades, lanzó y pese a que Andrés tocó el esférico el penalti acabó en gol. De nuevo tocaba remangarse y… sufrir.

Restaban tres minutos más los cinco de descuento y el Submarino apeló al oficio, incluso le vino bien una entrada criminal de Omeruo a Cazorla, incomprensible en el centro del campo, sin venir a cuento y que todavía nadie comprende cómo no le sacó tarjeta roja. Al final, los amarillos supieron nadar y guardar la ropa y lograron tres puntos vitales para obtener la permanencia. Este año, si no se sufre, no vale.

LUNES

22 DE ABRIL DEL 2019

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