El Castellón, dentro de la remodelación de la plantilla, ha puesto el énfasis en el ataque. No en vano, siete de los ocho refuerzos (todos menos el venezolano Elián Guillén) son jugadores ofensivos, de los que tienen entre ceja y ceja la portería rival. Sin duda alguna, el talón de Aquiles, no solo ahora con Óscar Cano, sino durante toda la temporada. Su balance, 18 tantos en 23 jornadas, es demasiado pobre. Unos guarismos que le condenan a estar tan abajo. No es casualidad que siete de los ocho últimos no lleguen a la veintena (la excepción que confirma la regla es el Mestalla, con 28 a favor, pero 34 en contra, de lejos el más goleado del grupo).

No termina el Castellón de ver portería. No han sido fáciles sus tres últimos desplazamientos (Barcelona B, Atlético Baleares y Villarreal B), pero, a estas alturas de la competición, los hechos se imponen sobre las excusas.

Así, con esa media de solo 0,78 goles por partido, comparecerá el domingo al mediodía en La Almozara, un campo peculiar, por terreno de juego sintético en malas condiciones, unas dimensiones no muy holgadas y, eso sí, una presión ambiental casi nula, porque la afluencia de público (el Ebro es un club en crecimiento, pero muy a la sombra aún del Zaragoza) se cuenta solamente por un puñado de centenares.

CUESTIÓN DE DATOS

Las reducidas dimensiones de un terreno de juego suelen ir acompañadas de un bajo caudal realizador. No en vano, el feudo de esta barriada zaragozana apenas si ha visto 19 goles en 12 encuentros, más de los visitantes (10) que de los locales (9). Porque los arlequinados han dejado escapar muchos puntos: solo tres victorias y seis empates, además de tres derrotas. Eso sí, la última hace casi tres meses, el 11 de noviembre.

No obstante, La Almozara ha visto los mismos goles que Castalia (19), aunque aquí en un compromiso menos. Únicamente por detrás de la Ciudad Deportiva del Levante (18, también en 11 encuentros) y que Pinilla: apenas 14 dianas en las 11 comparecencias del Teruel ante su público.

Para evitar, precisamente, que el Castellón encuentre el gol perdido a orillas del Ebro, está un viejo conocido. El vila-realense y exalbinegro Salva de la Cruz, como ya demostrase en el 1-1 de Castalia, es uno de los porteros más destacados del grupo III.

¿CAMBIOS EN EL ONCE?

No era muy esperado que tras tanta entrada y salida, con la progresiva incorporación de jugadores, que Óscar Cano optara, el pasado domingo, por el mismo once de Miralcamp. No terminó de salir cara, así que en busca de ese gol perdido, el granadino pudiese optar por un cariz más ofensivo, lo que pasaría por juntar de nuevo a David Cubillas y Jairo Cárcaba (como hizo en sus primeros encuentros al frente de los albinegros), lo que le llevaría a prescindir de uno de los mediapuntas.