El Celta de Vigo hizo bueno el triunfo logrado en el partido del Santiago Bernabéu (1-2) y se clasificó, por segunda temporada consecutiva, para las semifinales de la Copa del Rey después de eliminar al Real Madrid, tras empatar anoche a dos goles en un partido vibrante y en el que le tocó sufrir hasta el último segundo.

La plaga de lesiones en defensa —Marcelo, Varane, Pepe y Carvajal— y el resultado adverso de la ida (1-2) animaron a Zinedine Zidane a situar al brasileño Casemiro como compañero de Sergio Ramos en el centro de la defensa, una apuesta que le dio mayor salida de balón a los suyos.

Desde el inicio el Real Madrid se adueñó de la pelota, aunque ese dominio no se tradujo en ocasiones claras de gol, ya fuese por la falta de profundidad de sus extremos o por la solidez de un Celta que se multiplicó en las ayudas. La primera la tuvo Isco Alarcón en el minuto cinco pero su remate, flojo, lo detuvo Sergio Álvarez sin dificultades. El Celta, que no lograba enchufarse, respondió con un disparo de Guidetti que se marchó alto.

Los visitantes apretaron. Las más claras antes del descanso fuero para Cristiano, en especial una en la que una espectacular estirada de Sergio evitó el gol de portugués, quien en la misma acción volvió a encontrarse con el poste en su segundo remate.

Tras ello, y antes de marcharse a los vestuarios, la suerte se alió con los gallegos, después de que Casilla le volviese a ganar a Guidetti la batalla en el mano a mano: su rechace rebotó en Danilo y acabó en la portería. Balaídos estalló con el 1-0 en el minuto 44.

intercambio de golpes / Tras el descanso, el Real Madrid salió a por todas, pero el Celta a la contra también buscaba sus opciones de aumentar la ventaja. El empate llegó en el minuto 62, tras una magistral ejecución de Cristiano de falta directa (1-1).

A los merengues les restaban casi 30 minutos para buscar como mínimo la prórroga. La tuvo Ramos y falló en área pequeña. Y a cinco minutos para el final el celtiña Wass establecía el 2-1 (85’) que tumbó a un Real Madrid que acortó distancias en el 89, por medio de Lucas Vázquez, aunque de nada sirvió.