Suma y sigue el Castellón, tras 12 jornadas sin perder. Un equipo que parecía una banda en aquella maldita semana en la que perdía contra todos (Novelda, Segorbe y Ontinyent, de forma correlativa), en la que no pocos auguraban que los albinegros acabarían luchando por no bajar. Puede que no sea el mejor Castellón de los últimos tiempos, pero sí fiable y comprometido. Carlos Sabater ya no es el portero de pega que muchos pensaban, Esaú Rojo ha demostrado que no venía de jugar en Primera Regional, Ximo Forner tiene poco que ver con el que vivió una primera etapa como albinegro, Armando Corbalán hace trabajo a la chita callando... y Enrique Sampedro ha demostrado que su fichaje no es producto del enchufismo que se apuntaba.

Este que escribe es el primer sorprendido con el rendimiento de un central al que el Castellón venía sufriendo en los últimos años, producto de los diversos enfrentamientos, ligueros y de la Copa RFEF (fase autonómica), contra el Torre Levante. Sí, allí destacaba, sobre todo en un campo tan singular como Orriols, pero faltaba por ver si sería capaz de adaptarse a una idiosincrasia tan diferente como la albinegra.

SORPRENDE... Y AGRADA // No es un tocho como Esaú y su constitución puede llevar al engaño. Camisa por dentro, con cierta pose de truhán, es un jugador que no hace prisioneros, pero que a sus 28 años, evoluciona. No era el típico joven (como Javi Zarzo), pero tampoco un veterano treintañero. Daba la sensación que, con Arturo Navarro, Guille Vázquez e incluso el pujante Álvaro Gómez se le encarecían los minutos, pero lo ha jugado absolutamente todo menos el primer encuentro. Ahí, aguantando varias semanas al filo del castigo, cuando la pasada campaña fue uno de los más tarjeteados del grupo VI de Tercera: hasta tres partidos de sanción se perdió (no fue expulsado, pero sí recibió hasta 15 amarillas).

Aquí ha acabado con las dudas. Ya elevado a la categoría de tercer capitán, es sencillo en su forma de expresarse, pero se transforma en el campo. Deja un reguero de víctimas, pero no actúa a mala fe, ni mucho menos. Los que cada dos semanas le ven en Castalia, ya saben cómo se las gasta, pero cuenta con que sus dimensiones del recinto empequeñecen a los rivales (ahí están los últimos contundentes resultados), así que muchos le examinaron de verdad el domingo. El Palmar le ha consagrado con un auténtico partidazo. Nadie pone en duda que su fichaje, de la mano de Saúl Suay (estigmatizado en muchos aspectos, ha demostrado que sabe de fútbol y que ha fichado bien, a pesar de todos los obstáculos que ha superado y debe superar), ha resultado todo un acierto.

«GUERRA Y LUCHA» // «Sabemos que, cuando salimos fuera, son campos más pequeños, de guerra y lucha. Nos estamos adaptando bien, aunque en Castalia jugamos de una forma más elaborada», constataba tras la victoria en Borriol. «Al final, nos ha tocado remar. La Tercera División es así. Con el gol, ya sabíamos lo que nos tocaba: oficio, trabajo... 0-1 y para casa», añadía, simple pero elocuentemente.

«Nosotros queremos acabar primeros, ese es el objetivo: cuanto más arriba mejor», comentó. «¿Doce partidos sin perder? Es algo raro, anecdótico, pero esto nos ayuda a seguir sumando», refleja sobre la notable trayectoria.