El 2019 empieza con emociones fuertes. Céramica al rojo vivo con un Villarreal-Real Madrid, a vida o muerte con la necesidad urgente de ambos de ganar para no colocarse en una situación mucho más delicada de la que se encuentran ahora mismo. Un encuentro con morbo y de alto voltaje, muy diferente al que cerró la pasada temporada, en el que los dos equipos llegaron sin ningún aliciente en juego. Diametralmente distinto será el choque de mañana, a partir de las 21.30 horas. La media España del Real Madrid estará pendiente de Vila-real, igual que la otra mitad antimerengue, porque las opciones del cuadro de Solari de mantenerse enganchado a la Liga pasan por un triunfo ante el Submarino. De lo contrario, el Barcelona se alejaría ya hasta los ocho puntos.

Por su parte, el Villarreal necesita, como mínimo, el empate para superar al Athletic y dejar el descenso, porque se le han ido complicando las cosas: lo que parecía un bache momentáneo, se hecho una pelota grande. El 2018 lo acabó en zona roja a un punto de la permanencia, con un solo triunfo liguero en su estadio.

Un encuentro con todos los alicientes para el espectador y que vaticina un lleno a reventar en el Estadio de la Cerámica. Por lo tanto, morbo al máximo.