El Real Madrid recuperó el liderato gracias al premio al descaro de Vinicius, el mejor de un clásico que midió estilos, para acabar premiando el vértigo y la máxima entrega de los jugadores de Zidane, que resucitaron después de ser salvados en el primer acto por Courtois (cuatro ocasiones claras tuvieron los azulgrana) y acabaron en éxtasis con el segundo tanto de Mariano.

Para los blancos era levantarse o lanzarse al abismo sin red y sacaron su gen ganador. Con más margen, Setién quiso dañar desde la posesión. El Barcelona respiraba con balón. Encerrando en su campo al Madrid reducía los riesgos y aumentaba sus opciones porque Messi empezaba a entrar en juego y a medir rivales. Había perdonado Marcelo, sin ver a Isco solo para marcar, cuando llegó el primer aviso azulgrana. Apareció la conexión eterna de Leo con Jordi Alba y Griezmann perdonó de zurda. Fue la jugada que cambió el panorama. El Real Madrid, como ante el Manchester City, comenzó a temer sus debilidades.

SALVADOR / Y apareció Courtois con papel de salvador. Seguro ante dos disparos de Messi, uno solo tras pase picado medido de Busquets, y achicando para salir vencedor del mano a mano con Arthur. El partido era del Barça, mientras los arreones madridistas morían en intentos de remate forzados de Benzema.

Entendió el Madrid que solo desde la entrega máxima en cada balón podía decantar el clásico a su favor. Mordiendo arriba y recuperando en campo contrario. Sintiendo el aliento del Bernabéu que tanto empuja cuando ve a los suyos dar todo lo que tienen. Fue lo que hizo en la segunda parte para equilibrar a los puntos el combate antes de asestar un golpe que mandó al rival a la lona en el mejor momento.

Parecía imposible superar a Ter Stegen, que voló para sacar a mano cambiada un disparo directo a la escuadra de Isco. Sobresalió el despliegue de Carvajal cuando el encuentro quedó marcado por el físico, con ganas de quitarse la espina de su noche negra ante el City. Se la puso medida a Isco, que acarició el gol con un testarazo que superó al portero, pero no a Piqué, que salvó en línea de gol.

Aparecía por todos los lados Carvajal. Un nuevo centro encontraba a Benzema que la enganchaba arriba de volea. El Real Madrid había dado la vuelta al partido con coraje, instalado en campo rival. La reacción de Setién fue meter a Braithwate y nada más salir buscó la espalda de Marcelo. Vio de cerca el gol, de nuevo rápido y decisivo Courtois, y en la acción siguiente llegó el directo a la mandíbula blanca.

Kroos, el gran ausente de la Champions, inventó el pase al hueco gracias al movimiento de Benzema que arrastró a Semedo. Vinicius apareció con espacios y su disparo lo desvió a la red Gerard Piqué, convirtiendo al brasileño en el héroe del clásico.

APAGÓN GENERAL // El Barcelona desapareció, como Messi, a partir del 1-0. Tampoco estuvo inspirado Setién para mover el banquillo, porque cuando más pólvora necesitaba arriba para equilibrar el encuentro se le ocurrió sustituir a Griezmann, aunque es cierto que el francés en ningún momento estuvo a la altura de los 120 millones que pagó en verano el Barça al Atlético. Intentó tirar de orgullo para igualar el duelo, pero Piqué cabeceó arriba la única ocasión. Marcelo celebraba como un gol ganar una carrera a Messi cuando encaraba a Courtois y evitar el empate, cuando Zidane recurrió a Mariano. No había jugado un solo minuto en Liga y el primer balón que tocó lo mandó a la red con calidad. El goleador que tanto necesita el Real Madrid lo tenía en la grada. El guion de la Liga pegó un vuelco para alegría del madridismo, que aún ve posible completar el curso con Liga y Champions.