El Bernabéu acoge, tres días después, un nuevo clásico del fútbol español, aún bajo los ecos de la resolución de la semifinal de la Copa del Rey, con un Real Madrid obligado a levantarse para no despedirse de una nueva competición ante un Barcelona acostumbrado a exhibirse en territotio blanco (20.45 horas).

El golpe fue duro de encajar para el madridismo. La bofetada de realidad de dar el máximo y que no llegue para derrotar a tu eterno rival. Un Madrid superior en juego durante la eliminatoria se quedó a puertas de la final. Su falta de gol le condenó en el primer clásico de la sesión continua, un déficit que está obligado a corregir, si no quiere decir adiós a la segunda de tres torneos en apenas 72 horas, en puertas de una competición en la que vuelve a jugarse el todo o nada, la Champions (eso sí, en unos octavos que tiene bien encarrilados, después del 1-2 en Ámsterdam).

UNOS POBRES REGISTROS // Pero este curso es poco fiable. Con el mayor número de derrotas de la última década a estas alturas (12), superando ya las totales de los últimos cursos (siete de ellas en LaLiga), le convierten en vulnerable. El Girona fue el último que conquistó el Bernabéu antes de un examen final ante el Barcelona en un clásico que dictará sentencia. Reengancharse a LaLiga o despedirse de ella.

Tiene Solari dudas. Con su crédito rebajándose, debe decidir a qué dar prioridad: ir con todo en el clásico y poder pagarlo ante el Ajax o medir esfuerzos de hombres claves y meter rotaciones. Es segura la vuelta de Courtois, con una defensa en la que Nacho es baja; y Varane y Vallejo, dudas. El entrenador podría echar mano de Odriozola, Marcelo, Bale, Marco Asensio y Ceballos.

El Barça, que no tiene Champions esta semana, está ante una oportunidad de oro para asestar el golpe definitivo al Madrid, gracias a sus nueve puntos de ventaja. Valverde, con todo, medita cambios para tratar de dar continuidad al impresionante balance reciente de los culés en el Bernabéu: 12 victorias en las últimas 22 comparecencias, con 47 goles a favor, 33 en contra. Arthur y Coutinho podrían aportar aire fresco al once azulgrana.