En España, según una encuesta llevada a cabo por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2014, cerca de un 70% de la población es seguidora de algún club de fútbol. O lo que es lo mismo, siete de cada diez. Con cifras tan exageradamente altas, el Observatorio Social de la Fundación la Caixa ha puesto la mira en el terreno de juego y ha utilizado el fútbol como un laboratorio para conocer los comportamientos sociales.

Por ello ha elaborado dos informes en los que destaca la preferencia de jugadores autóctonos antes que inmigrantes por parte de los clubes amateurs y cómo afectan en una comunidad los éxitos deportivos de un equipo con la contribución de jugadores extranjeros.

El primer informe, a cargo de Carlos Gómez-González y Helmut Dietl, investigadores de la Universidad de Zúrich, y Cornel Nesseler, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, parte de un experimento que consistía en hacerse pasar por un jugador aficionado que solicitaba participar en un entrenamiento de prueba en un equipo amateur. Para ello, enviaron el mismo mensaje de correo electrónico solicitando una prueba en 1.410 clubes de fútbol españoles. Lo único que variaba era el nombre. Unos con nombres claramente identificables como locales (Alejandro López o David García) y otros de extranjeros (Youssef Alami o Jack Brown).

Los resultados en España revelaron que las peticiones de los extranjeros recibieron menor atención que las de los autóctonos. Los nombres locales obtuvieron una respuesta positiva (admisión a prueba o consulta adicional) en cerca de la mitad de los casos (49,29 %), y, en cambio, los inmigrantes la recibieron solo en un tercio del total (36,06 %). La diferencia, algo más de 13 puntos, se sitúa por encima de la media europea (establecida en 10).

Los investigadores constataron que en España las solicitudes con nombres de procedencia árabe recibieron claramente menos respuestas positivas (34%) que las enviadas con nombres de procedencia inglesa (40%).

Uno de los autores, Carlos Gómez, explica que en España clubes y entrenadores buscan nombres parecidos los suyos para acceder a los equipos. Esas barreras hacia los extranjeros les privan de una interacción social y una red de contactos que pueden posteriormente facilitar el acceso a un empleo o a una vivienda.

Las actuaciones en el campo como influencia en el imaginario social

Asimismo, el segundo estudio, realizado por Carlos Lago, de la Universidad de Vigo, e Ignacio Lago, de la Universitat Pompeu Fabra, revela que la percepción hacia el fenómeno migratorio en una comunidad mejora cuando los jugadores extranjeros contribuyen a la consecución de éxitos para el club al que pertenecen.

El informe destaca que este efecto es más visible cuanto más relevante es el papel de los extranjeros en las victorias y en el rendimiento del equipo, a razón de sus títulos o una posición clasificatoria mejor de la esperada por presupuesto. La valoración sobre la inmigración tiende a ser más favorable en relación a la cantidad de jugadores extranjeros de un equipo y los minutos de estos.

Según la investigación, esta mejora solo es visible en la comunidad en la que el equipo es referente, no en otras, y su duración es limitada. Se ha observado que confluye durante el devenir de una temporada, pero al inicio de la siguiente, una vez los títulos o éxitos conseguidos ya vuelven a estar en juego, ese paradigma caduca.

El caso de Salah

El autor, Carlos Lago, destaca el caso de Mohamed Salah, jugador musulmán del Liverpool, que desde su llegada al club, los delitos de odio hacia los inmigrantes en Merseyside (condado donde se encuentra la sede del equipo) descendieron un 18,9% mientras que no se produjo un efecto similar en los robos, que mantuvieron su índice. De este modo Lago valora las actuaciones de los jugadores extranjeros como un aspecto importante para modular las percepciones de los ciudadanos sobre los beneficios de la inmigración.

El informe menciona el caso del Valencia CF, que ganó sus dos últimas ligas en las temporadas 2001-2002 y 2003-2004 con la contribución de doce jugadores extranjeros en el primer título y nueve en el segundo. La percepción con respecto a los inmigrantes fue más positiva en la Comunidad Valenciana cuando el rendimiento fue mejor que en años posteriores.

Actualmente la presencia de jugadores extranjeros en las ligas nacionales europeas ha aumentado sustancialmente en las últimas décadas (del 34,7% en 2008 al 41,5% en 2018). En España, el promedio de jugadores extranjeros entre 2009 y 2018 fue del 38,1%, con una tendencia al alza.

De igual modo, se observa una clara tendencia al descenso de canteranos. En el año 2009 el porcentaje de jugadores formados en el club al que pertenecían era del 23,2%, mientras que en el 2019 había descendido al 17,2%.