El Castellón aguanta en la pelea por los play-off. Su 1-0 al Torre Levante prácticamente descarta a los de Orriols y le permite no descolgarse del pelotón de aspirantes, en una noche en la que ganaron todos los de arriba (Ontinyent, Villarreal C, Novelda...).

El encuentro que puso fin a la racha de tres derrotas consecutivas, que enlazó con los 22 partidos sin perder, fue una cuestión de supervivencia. Clyde desniveló un duelo de 0-0, con escaso juego y menos oportunidades aún. El Castellón, por su tempranero gol, tuvo que apelar a un esfuerzo mayúsculo, aún más en un equipo en las condiciones en las que está y tan golpeado por las lesiones, pero rescató ese espíritu agonístico que había olvidado frente a Alzira, Torrevieja y Silla.

Once y convocatoria inéditos, pese a que solo había dos cambios respecto al equipo inicial de Silla: Enrique (superó una prueba de última hora) por el también renqueante Guille Vázquez y Álvaro en detrimento de Chema, lo que abocó a Calleja a un nuevo dispositivo táctico: 4-1-4-1.

Pese a su mal día en Silla, Zagalá estaba bajo palos, con Marenyà y Jesús López en los carriles, regresando la pareja Enrique (ya sin máscara) y Álvaro como centrales; por delante, Guinot; a continuación, otra línea de cuatro (Javi Zarzo y Lolo Ivars por fuera, Clyde y Ximo Forner por dentro); y Esaú, innegociable, arriba.

El Castellón se encontró con un Torre Levante valiente que, volcando sus incursiones inicialmente por la derecha, disparó entre palos en dos ocasiones en los primeros cinco minutos. Con todo, los albinegros explotaron su primera combinación, con Paredes y el poste desbaratando un remate cruzado de Javi Zarzo. En la segunda jugada del consecuente saque de esquina, Lolo Ivars vio la llegada de Clyde, que la puso cerca de la escuadra (min. 9).

SIN LA PELOTA // Si los valencianos habían monopolizado el balón en esos pocos minutos, más todavía a raíz del gol del camerunés. Al Castellón le tocaba arremangarse y sufrir, pues sus posesiones eran cortas y siempre alejadas de la meta visitante. Los de Orriols buscaban constantemente el dos contra uno en cada flanco, pero el regreso de Enrique insufló un punto de contundencia en un equipo que venía de encajar dos goles en cada uno de sus tres encuentros más recientes (saldados con derrota) y el intermedio arribó sin que la integridad de cualquiera de las dos porterías corriera más riesgo que el que había supuesto el trallazo de Clyde.

BAJAS REVOLUCIONES // El encuentro, mortecino como pocos, se mantuvo bajo mínimos tras el reposo. Lo cual, por otra parte, beneficiaba al Castellón. Daba más sensación de peligro el Torre Levante, porque los albinegros no volvían a ver a Paredes ni con prismáticos. Pero, ocasiones, ocasiones, absolutamente ninguna.

Con el partido caminando sobre el filo de la navaja, el Castellón juntó por fin más de media docena de pases seguidos en campo contrario y Ximo Forner pudo disparar, aunque el balón tropezó en un adversario.

El Torre Levante iba acumulando jugadores de ataque y colgando balones. El Castellón los achicaba a duras penas y, cuando no, Zagalá exhibía la seguridad acorde a su currículo. El partido se alargó más allá del minuto 96, pero los albinegros resistieron para sumar una victoria más importante, incluso, de lo que pueda parecer a simple vista.