Apenas habían pasado unos minutos desde que el árbitro Estrada Fernández había decretado el final del partido en el Benito Villamarín y la derrota ante el Betis era una realidad tras desaprovechar Cazorla un penalti en los compases finales. Como es lógico, en el momento de abandonar el terreno de juego y ante la inmediatez de la última ocasión fallada para sumar, al menos, un punto, el rostro de los jugadores denotaba una gran tristeza, con lágrimas incluidas, en el caso de Cazorla, protagonista negativo, en esta ocasión, al ser el encargado de lanzar la pena máxima.

Pero no pasó mucho tiempo para que los jugadores y el cuerpo técnico se conjuraran, todavía en los vestuarios del estadio verdiblanco, para volver a revertir la situación en las siete jornadas (21 puntos) que restan por disputarse. Primero se volcaron con Cazorla, al que no dejaron de dar ánimos, para a continuación todos juntos dar un paso al frente y olvidar lo acontecido con el único fin de volver a salir cuanto antes de la zona de descenso.

Los propios jugadores revelaron momentos después que lo sucedido en el vestuario solo demuestra la unión que hay en la plantilla y que están capacitados para volver a encadenar una buena racha de resultados, que les permitirían conseguir el objetivo de la permanencia en Primera División. Fue una demostración de que en el Villarreal nadie se va a rendir y que se lo van a dejar todo sobre el césped. En ese instante, si alguien pasó cerca de la puerta de acceso al vestuario pudo comprobar que si algo tiene este Submarino muy claro es que nunca bajará los brazos.

Volver a resurgir

Cualquier otro equipo estaría tocado, y casi hundido, tras recibir los tres mazazos que se ha llevado el Villarreal en las últimas tres jornadas y que le han hecho perder la renta de cuatro puntos que tenía sobre la zona roja de la clasificación. Se podría decir que se le han escapado seis puntos tras remontarle el Celta en Balaídos cuando ganaba 0-2, igualarle el Barcelona en el Estadio de la Cerámica con dos goles en el descuento y tras fallar un penalti en el último minuto en Sevilla.

Ahora se repite la historia de cinco jornadas atrás, cuando el Submarino abandonó los puestos de descenso tras ganar en el Ciutat de València. Fue también después de disputar competición europea entre semana, en aquel caso, la ida de los octavos contra el Zenit. Entonces, centrarse en otra competición le vino bien al equipo de Javi Calleja, que ahora espera que se repita la historia, pero con un non stop y que la permanencia sea realidad.