La abrupta derrota encajada ante el Atlético Madrid en la semifinal de la Supercopa en Yeda ha vuelto a poner en cuestión la continuidad de Ernesto Valverde en el banquillo del Barcelona. Al preparador extremeño, acostumbrado a lidiar con los rumores sobre su permanencia en la entidad azulgrana, se le acumulan los detractores cada vez que el equipo sufre un contratiempo.

Yeda fue una decepción más para añadir en el currículum de Valverde en su aventura con el Barcelona, que se despidió, inexplicablemente, del primer trofeo de la temporada ante el Atlético.

A las críticas sobre el juego del equipo, especialmente en los últimos tiempos, se unió el revés padecido en el estadio King Abdullah Sports City. Y eso que el cuadro barcelonista ejecutó uno de sus mejores partidos durante ochenta minutos, con Leo Messi en versión estelar. Pero la desconexión que evidenció en el tramo final le costó una derrota insospechada hasta ese momento.

El Barcelona pudo golear y perdió. No es la primera vez que el plantel que lidera Valverde echa por tierra todo el recorrido ganado. El revés es un reproche más a un equipo compuesto por un plantel extraordinario y con el mejor jugador del mundo que no termina de redondear el trabajo.

La situación no le pilla desprevenido a Valverde, habituado, casi desde el primer año, a manejarse sobre el alambre y a lidiar con el entorno. Eso sí, el club apeló a la calma y el director de Relaciones Institucionales, Guillermo Amor, negó que esté en el aire la continuidad de su técnico, aunque suene la llegada de Xavi: «Duele mucho perder, pero esto es muy largo, hay que seguir».