A medida que avanzan las semanas, la disputa del play-off exprés para los equipos de Segunda División B, entre los que se encuentra el CD Castellón, parece complicarse. Pese a que esa es la principal vía que mantiene la Federación Española para establecer los ascensos a Segunda A, lo cierto es que existen una serie de factores que podrían invitar a Luis Rubiales a reflexionar y optar por otra alternativa, que incluso pasaría por los ascensos directos.

En primer lugar existe el escollo entre provincias, provocado por el paso de algunas a la fase 1 de la desescalada durante la pandemia y la permanencia de otras de ellas en la fase inicial. Por ejemplo, el Ibiza sí empezó a entrenar de forma individual el pasado lunes, pero en cambio el conjunto orellut todavía no sabe cuándo podrá hacerlo.

A ello se suma también el hecho de que algunos jugadores pertenecientes a los filiales implicados en la pelea por subir ya han empezado a trabajar con sus primeros equipos (caso del Barça B), situación que impide que todos los implicados compitan en igualdad de condiciones.

Es más, disponer de menos tiempo para entrenar y tener que disputar un play-off en el que se dirime un ascenso en pocos días podría incrementar la aparición de lesiones y afectar a algunos futbolistas cara a la siguiente temporada, pese a que plantean la posibilidad de realizar cinco cambios por encuentro, como confirmó la propia RFEF.

La fecha para competir (entre julio y agosto) y las altas temperaturas que habitualmente se registran en San Pedro del Pinatar, en Murcia, es otro inconveniente que parece no han tenido demasiado en cuenta para el play-off.

Por si todo esto no fuera suficiente, la realización de los tests a los futbolistas suponen 80.000 euros por club, una cantidad importante para los equipos del fútbol modesto y un gasto que todavía sería mayor si se suma a los derivados de la concentración de la plantilla y resto de expedición durante varias semanas.