Cristiano, con un triplete para los anales de la historia del madridismo, puso color a las viejas gestas que dieron forma a la historia del Real Madrid, levantó los dos goles de desventaja ante el Wolfsburgo y clasificó a su equipo para su sexta semifinal de la Champions consecutiva.

El Bernabéu rememoró una de sus noches mágicas, recuperó el ambiente de las viejas gestas y disfrutó de la remontada de un equipo que se jugaba la temporada en 90 minutos. Remontó a base de fútbol y garra. De actitud de todo un equipo unido. Zidane dio importancia en la víspera al balón, pero a falta de brillantez en tramos del partido hubo que tirar de otros aspectos y de Cristiano. El líder salió al rescate con un partido para enmarcar.

No salió a encerrarse el Wolfsburgo, pero fue atropellado. El peligro lo comenzaba a sentir el equipo alemán con un cabezazo en escorzo de Ramos que acabó repeliendo el travesaño. No hay remontada posible sin un gol en el primer tercio del partido. Se cumplía el minuto 15 cuando Carvajal, justo el jugador que no jugó en Alemania, puso un centro raso al segundo palo donde sufren los defensas y aparecen los devoradores del gol. Habitaba esa zona de peligro Cristiano que empujó a la red el primero.

Desataba la locura el astro portugués, que segundos después encontraba un nuevo centro medido de Carvajal pero su remate lo estrellaba en la defensa. Pasaba tan solo un minuto de abrir la lata cuando inventó un testarazo picado a un saque de esquina de Kroos para firmar su doblete. Era el minuto 17 y el Madrid ya había recortado la desventaja de dos goles ante la locura de una afición que lo llevaba en volandas.

Fueron minutos de vendaval. Con un ritmo demoledor se multiplicaba Benzema, que hacía daño en cada acción, con cada movimiento. Solo faltaba por sumarse a la fiesta Bale, caído a banda derecha sin encontrar la forma de brillar pese a sus intentos. Fue cuando el Madrid decidió bajar el ritmo y aumentar el riesgo.

Con el paso de los minutos, ya bien entrada la segunda mitad, el tremendo esfuerzo comenzaba a pasar factura a los jugadores de arriba. Las ayudas en defensa dejaban de llegar y Pepe se desesperaba a gritos cuando el Wolfsburgo llegaba con velocidad. Era el momento de agarrarse al salvador. El héroe reapareció con fuerza en escena como más le gusta. Una falta que chutó con menos potencia de la habitual, aprovechándose de que se abrió la barrera para marcar ajustado al poste. Cristiano desataba la locura. H