Portugal ya tiene su primera victoria en el Mundial. Con el estilo rancio y efectivo que le llevó a conquistar la última Eurocopa envió a la calle a un notable Marruecos, que se dejó el alma para evitar el adiós. El combinado de Hervé Renard prolongó su desgracia del debut, en el que perdió con un increíble autogol de su portero. Ante Portugal remató 16 veces sin fortuna. Mucho menos necesitaron los lusos. Un cabezazo de Cristiano Ronaldo a los cuatro minutos y a la trinchera. La fórmula volvió a funcionar. Algún día fracasará. No se puede vivir tanto tiempo en el alambre.

La testa de Cristiano y las manos del portero Rui Patricio impulsaron a una Portugal cobarde que sobrevivió gracias la ineficacia de su rival, tan admirable en el desborde y la combinación como nefasto en la definición. Sin gol no hay paraíso y Marruecos ya está fuera del torneo.

La voracidad de Cristiano volvió a evidenciarse por la vía rápida. Tremendamente motivado por la ilusionante meta de lograr el único título que le falta en su palmarés, quiere dejar su sello en todos los partidos. En Sochi le bastaron 210 segundos para perforar la portería; en el Luzhniki de Moscú necesitó 238.

Sin embargo, no engaña a nadie la Portugal de Fernando Santos. Ha cambiado algunas piezas respecto al campeón de la Eurocopa pero mantiene las mismas señas de identidad. A pesar de ellos, al cuadro africano únicamente le faltó precisión para lograr el empate. El árbitro tampoco les echó una mano al merendarse un penalti por empujón de Fonte, un tipo de jugada en las que no entra el VAR.

Finalmente, no cambió el panorama hasta el final. El ímpetu marroquí no fue suficiente.