La selección croata sufrió para alcanzar los cuartos de final del Mundial de Rusia y mantener viva la ilusión de una generación que esperó a los penaltis para eliminar a Dinamarca, que estuvo a punto de acabar con la historia de Luka Modric en los Mundiales.

Al equipo del mago croata se le apagó la luz en el momento más inoportuno. Parte de culpa la tuvo el rocoso planteamiento danés, que consiguió anular las ideas de la estrella balcánica. El jugador del Real Madrid vive con la continua amenaza de que cada partido puede ser su último en un Mundial y contra los daneses estuvo a punto de despedirse definitivamente.

El portero Kasper Schmeichel se empeñó en amargar a Croacia hasta límites insospechados. Y, sobre todo, a Modric, a quien detuvo un penalti a pocos minutos para el final de la segunda parte de la prórroga. Después, alargó sus aciertos con otros tres lanzamientos detenidos en la tanda de penaltis. Pero, por suerte para Croacia, Danijel Subasic paró uno más. Ivan Rakitic marcó el definitivo y su generación no será una generación perdida. Si Rusia lo permite en cuartos, claro.