Un día le convencieron de que sería un gran jugador de baloncesto y, así, dejó el fútbol para dedicarse al mundo de la canasta... aunque si por algo no destacaba, era por la altura. Siguiendo los consejos de su padre, exjugador y expresidente de un club y su fan número uno (activo tuitero del Amics), decidió en categoría cadete probar en la península. Aquí el tamaño si que importó, puesto que Menorca se le quedaba pequeña. “Probé en Granada, porque el director técnico era amigo de la familia y me invitó a hacer las pruebas”, señala.

Cambió las ensaimadas por los piononos granadinos y una beca de estudios, para completar su formación en la bonita ciudad andaluza, pero con el color azul y las célebres fiestas de Sant Joan siempre presentes en su corazón.

Volvió a casa y empezó su montaña rusa profesional, que vio su despegue gracias a una cláusula contractual que permitió aceptar la propuesta del cazatalentos Toni Ten, quien lo rescató de un EBA descendido para encumbrarlo y sacar en la actualidad la mejor versión de Faner en sus 25 años de existencia. “Nunca me hubiera imaginado que de haber descendido con un equipo en Liga EBA, en los siguientes tres años ganaría una Copa Adecco Plata, ascendería a LEB Oro y podría tener la oportunidad de jugar en esta categoría”, mantiene el base del Amics.

Quizás por ello, el Komando Karagol lo ha bautizado como Faker. Aunque en la liga es más conocido como el carterista de guante verde: lleva dos años siendo el jugador que más balones recupera: “He mejorado mucho estos tres años y, sobre todo, estoy aprendiendo a dirigir más al equipo y estar más asentado en pista”.

Venir a la capital de la Plana para enrolarse en el Amics no solo cambió su carrera deportiva, ya que, gracias a la fisioterapia, conoció a Carla, con la que comparte su viaje del corazón y algún entrecot entre partido y partido.

De gran vocación por los demás, está a punto de finalizar Educación Social. Está muy a gusto en el Amics, pero no renuncia a nada si es bueno para su futuro, que extradeportivamente hablando todavía considera que está muy lejano, pero tiene claro que le gustaría trabajar con jóvenes y siempre difíciles adolescentes.

Seguramente, de todas las frases hechas, a las que es muy aficionado el menorquín, la más importante es la que aquí le dedicamos: ¡el tamaño no importa! El jugador balear lo demuestra cada día en un deporte que siempre se ha considerado para altos, porque en un cuerpo pequeño tiene cabida un gran jugador y un gran corazón: Joan Faner. H