David Cubillas, con su solitario pero valioso gol, impulsa aún más al Castellón, que salió airoso del Beltrán Báguena (0-1) en una jornada mucho más provechosa de los imaginado. En un domingo con numerosos enfrentamientos entre los de arriba y los de abajo, Atlético Levante, Olímpic y Eldense se dejaron puntos. No lo hicieron los orelluts, pese a que la exigua renta en Buñol convirtió el desenlace en una moneda al aire. Pero los de Sergi Escobar defendieron a capa y espada para corroborar el despegue.

El Castellón anda rehaciendo el equipo. Pero, en esas, con más salidas (Javi Zarzo y Nico Pasacual-Leone) que entradas (Marc Castells, espectador de la victoria) hasta el momento. La dirección deportiva, en una decisión no exenta de riesgo, ha apostado por enseñar la puerta de salida a Rubén Fonte, con lo que, como Cristian Herrera (ni ningún otro delantero) ha llegado todavía, ha dejado a Cubillas como único atacante disponible. Así que cuando estornuda o cae fulminado por alguno de los numerosos golpes por partido que recibe, un sudor frío recorre el cuerpo de los albinegros. Pero Cubillas ni se inmuta. Es más, esta nueva condición de llanero solitario parece haberle espoleado. Ya abrió el camino de la victoria frente al Elche B, y ayer, sin más, decidió un partido ante el que Escobar se relame: 0-1... i cap a casa.

UN CERTERO GOLPE // Por mucho que los orelluts estuvieran sobre aviso y que ya supiesen qué se iban a encontrar (un campo de 57,5 metros de banda a banda, con un césped artificial obsoleto y un viento que siempre sopla), cuesta ciertos minutos aclimatarse. El Buñol, un equipo que en nada se parecía al que complicó la victoria en Castalia hace ahora una vuelta, rejuvenecido y reforzado con futbolistas pujantes de la Preferente de Valencia, trató de sacar tajada. Pero cuando mejor estaba, el Castellón volcó su ataque por la izquierda, Marenyà tocó sutilmente el centro de Javi Rubio y Cubillas, después de que el balón se le enredara entre las piernas, ahí donde debía estar, en área pequeña, lo colocó lejos del alcance de Pablo Coronado (minuto 20).

Las tornas cambiaron y los albinegros pasaron a controlar la situación, bien cerrados atrás y con contras, si bien no muy frecuentes, sí amenazantes para el cancerbero local. El Castellón dejó pasar la ocasión para haber cobrado un mayor botín y se obligó a defenderlo, cada vez con mayor ahínco, al regreso de la caseta.

Javi Rubio pudo aportar más tranquilidad en el minuto 54, pero no le concedieron el 0-2. Y ahí se despertó tanto el árbitro, el conocido y ya muchas veces sufrido Morales Yuste, como los locales.

El Buñol, de perdido al río, asumió más riesgos. El Castellón defendía cada vez más atrás y ya no salía para romper la peligrosa dinámica en la que había derivado el encuentro. Adolfo García y Hugo Esteban, los dos delanteros valencianos, daban cada vez más problemas a la retaguardia albinegra, reforzada con la presencia de Arturo Navarro en una alineación que presentaba cuatro cambios y en la que, claramente, el trabajo estaba garantizado, con Javi Rubio y Jordi Marenyà poblando la medular. A la hora de la verdad, fue más ruido que nueces, puesto que Zagalá apenas si tuvo que emplearse a fondo.

EL ‘MONOGOL’ // El Castellón ganó con apreturas y sin esplendor. Como a su entrenador más le gusta. Después de las goleadas de Novelda o Aldaia de sus primeros desplazamientos, tres de las otras cuatro victorias con Escobar han llegado por la mínima, por 1-0 (o 0-1). Aunque viendo los tropiezos inesperados de Olímpic (en casa ante el Recambios Colón), Atlético Levante (Elche B) y Eldense (cayó en su visita al Paterna, próximo en pasar por Castalia), pues miel sobre hojuelas...