Asegura que tiene una cuenta pendiente con la Vuelta. Y que por ello se ha enrolado en el reto de disputar la ronda española tras ganar el Tour y la medalla de bronce en la contrarreloj olímpica de Río. Chris Froome llegó el miércoles a Galicia y vive, cerca de los viñedos de Ribeiro y al lado del río Miño, pero lo único que le interesa, más allá de los paisajes y el vino, es ganar una carrera en la que nunca ha tenido la suerte que le acostumbra a sonreír en Francia.

Para empezar, mientras viajaba a Galicia desde la Costa Azul, se enteró que quien estaba llamado a ser su mejor ayudante, nada menos que Mikel Landa, se había lesionado o no acudiría a la prueba; una baja importante, no cabe duda, por mucho poderío que tenga, y lo tiene, el conjunto Sky.

Froome, si está en la Vuelta, si se ha molestado a venir a España, a recorrer durante tres semanas sus carreteras -la Vuelta comienza este sábado en Ourense—es porque, tal como dice, tiene una cuenta pendiente y esta no es otra que la victoria, la que se le escapó en el 2011, cuando llegó en segunda posición tras el sorprendente Juanjo Cobo, cuando el cansancio de los Juegos de Londres le pasó factura en el 2012, para acabar cuarto detrás de Alberto Contador, Alejandro Valverde y Purito Rodríguez, y cuando en el 2014 cayó derrotado en el único duelo serio, en todos estos años de ciclismo, que ha habido entre él y Contador. Y porque no le gustó perder ante Contador y porque el año pasado, después de entrar en forma, tuvo la desgracia de caer en Andorra y hacerse una pequeña fractura en el pie que lo obligó a retirarse.

MOTIVADO Y CON ILUSIÓN

“He acabado tres veces la Vuelta y nunca he conseguido ganarla; por eso pienso que tengo una cuenta pendiente, pero tengo que admitir que mi estado de forma no es el mismo que tenía cuando comenzó el Tour. Llevo una temporada muy cargada, pero tengo mucha ilusión, estoy motivado y voy a intentar hacerlo bien. Por ahora, quiero no pasar por problemas durante la primera semana. Si es así, luego veremos”. Y ese luego veremos no significa otra cosa que pelear por una victoria que lo enfrentará, sobre todo, a Contador y a Nairo Quintana quienes, a diferencia de él, por diferentes razones, no sacaron los exámenes del Tour en julio.

“Llego con el trabajo hecho”. Él no tiene que demostrar nada aquí y por ello todavía adquiere mayor mérito que Froome haya decidido correr la Vuelta. Y por ello se confirma lo que es un secreto a voces: sí está aquí es porque físicamente no está mal, porque ha enfocado toda la preparación de la temporada sabiendo que tras el Tour y los Juegos afrontaba la ronda española e, incluso, que ha sido mucho mejor viajar a Río que quedarse en Mónaco rodando tranquilamente a orillas del Mediterráneo a la espera de la Vuelta. Froome ya está aquí. Y se hará notar.