El carrusel de sensaciones que dejó el Villarreal-Atlético, en cuanto a la sucesión de llegadas, remates y ocasiones en una y otra portería, tal vez relegara el escrutinio de Hernández Hernández, mal el árbitro canario y mal auxiliado por el VAR. Es el cuento de nunca acaVAR, como resumió, tras el 0-0, Javier Calleja: «Esta temporada se nos está poniendo todo en contra en ese aspecto: desde mi punto de vista, estamos saliendo perjudicados en estas actuaciones arbitrales».

Todo empezó con la acción entre Santiago Arias y Moi Gómez, derribado por el defensa colombiano, pero el colegiado apreció juego peligro del alicantino antes que penalti sobre éste. Poco tiempo después, el pisotón sin la clara tarjeta correspondiente de Renan Lodi sobre Samu Chukwueze terminó de calentar al personal.

La primera parte terminó a mil revoluciones, primero porque el trencilla canario perdonó una amarilla que hubiese acarreado una expulsión: Álvaro Morata sacó de nuevo a pasear el codo. Un agarrón de Koke a Vicente Iborra puso el epílogo al frenético primer acto, en el que, igualmente, se protestó un empujó en el área de Mario Hermoso a Gerard Moreno.

No cambió el signo del arbitraje, ni Hernández Hernández a pie de campo ni su ayudante en la sala de revisión del vídeo. Vicente Iborra tuvo que dejar su puesto a Manu Morlanes después de haber recibido un rodillazo de Jan Oblak, no susceptible de ser castigado por el doble jurado. La mayor prueba del contacto fue la contusión sacroiliaca derecha que impedía correr al centrocampista valenciano.

Criterios, explicaciones...

El Submarino ejemplifica como pocos equipos todos los errores, lagunas... que deja el VAR, que no ha hecho otra cosa que alimentar el debate sobre si su implantación mejora o perjudica la justicia en el fútbol. Jugadas que en un partido se pitan y en otros no, conocer en qué circunstancias y cómo se revisan las acciones más polémicas, cómo se gestiona la moviola entre el árbitro a pie de campo y el que está en la sala de vídeo...

El caso es que el Submarino se cree con derecho a la hora de alzar la voz, como hizo Calleja tras el 0-0 contra el Atlético. Pese a que entrenadores y futbolistas han recibido cursos sobre la aplicación del VAR, junto a la explicación de los principales artículos del reglamento al respecto, el runrún no es solo cosa de la grada. El mosqueo, lejos de menguar, aumenta.